Según anuncios del Presidente, “se exportará 20 toneladas de quinua roja y 20 toneladas de quinua blanca a China”; pero según información oficial, el “excedente de producción no es mayor a las 25 toneladas”. China, con 1.400 millones de habitantes, es hasta el momento el mayor acreedor de nuestro país; tiene varios trabajos importantes que el gobierno le encomendó que haga en diversos sitios del país; sin embargo, lo que importamos de ese país está por encima de los 2.300 millones de dólares anuales y China apenas nos compra algo más de 300 millones de dólares.
Las políticas de importación y exportación con China muestran que no están planificadas, porque las diferencias entre lo que importamos y exportamos realmente son alarmantes y muestran que no existe el “espíritu de cooperación y solidaridad” anunciado en repetidas oportunidades por los representantes diplomáticos de ese país. Ahora el anuncio de “exportación de 40 toneladas” (solo 25 toneladas de excedentes en la producción) muestran una enorme debilidad y que ahora les vendamos quinua es en baja cantidad porque, por principio, tendría que ser infinitamente más, pero…
Hay que convenir, efectivamente, en que nuestra producción es baja, y si solo hay un excedente de 25 toneladas, quiere decir que no estamos en condiciones de exportar a otro país. El anuncio muestra la urgencia y necesidad de incrementar la producción y hacerlo conjuntamente la Asociación de Productores de Quinua, a la que hace referencia el Presidente. Si efectivamente se quiere cubrir el mercado nacional e ingresar en las exportaciones, nuestra producción tiene que ser muy alta y, además, con alta calidad, especialmente de las clases de quinua que podemos producir (ED 4/XII/18).
Si efectivamente el régimen chino tiene la voluntad de “cooperar”, correspondería que en el ámbito de sus importaciones desde Bolivia, tendría que alcanzar, por lo menos, al equivalente de lo que Bolivia importa desde ese país. Los préstamos que otorga son, además, condicionados a que sus empresas trabajen en proyectos que tiene Bolivia, a que se dé preferencia a su personal, dándole prioridad en la calidad de los empleos y otorgarles muchas facilidades de estancia en territorio boliviano, es decir, una condición que dé lugar a preferencia de ciudadanos chinos, prescindiendo de trabajadores bolivianos.
La quinua es un producto muy apetecido en todo el mundo y muchos países han incursionado en su cultivo y producción; nosotros, por el contrario, estamos totalmente a la zaga y cualquier pequeña posibilidad de vender el producto nos causa “satisfacción” que, en este caso, no lo es y resulta, simplemente, una especie de desafío para que efectivamente se incursione en el campo de producción masiva no solamente de la quinua sino de otros productos alimenticios que, con políticas debidamente planificadas, sería posible cumplir. Conviene que el gobierno sea realista con los anuncios que hace sobre producción de alimentos y ver, concretamente, qué exigencias hay en políticas de exportación.
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