Erick Rodríguez Luján
Cuando se revisa las estadísticas y tendencias internacionales del turismo, resulta interesante ver que en el último año a nivel mundial creció en un 7%, generándose más de 1.326 millones de llegadas turísticas internacionales e ingresos de 1 billón 340 mil millones de dólares, representando el 10% del PIB mundial (datos de la OMT), además de sus respectivos efectos económicos positivos para los diferentes países y destinos turísticos. Es de esa manera que el turismo hoy está totalmente inmerso en la economía de cientos de países a nivel internacional y para muchos de ellos se encuentra dentro de sus cinco actividades económicas prioritarias. Valga mencionar el caso de Francia, que recibe 87 millones de visitantes al año.
Desde luego, para el caso de nuestro continente, el turismo también significa un importante aporte económico; Estados Unidos es el país que más ingresos y visitantes recibe, y para Sudamérica, países como Perú, Brasil, Argentina aprovechan muy bien sus recursos y oferta turística para satisfacer las necesidades y gustos de la demanda de visitantes internacionales.
Es de esta manera que también sus respectivas instancias gubernamentales invierten millones de dólares para captar a esa demanda turística, brindando mejores servicios, mejor accesibilidad y, desde luego, generando acciones agresivas de promoción, entre otras.
Para el caso de nuestro país, si bien se menciona en la Constitución que el turismo es una actividad económica estratégica, aún debemos evidenciar de forma lamentable que el turismo no tiene un sitial de importancia en la actualidad. Si bien tenemos un Ministerio de Culturas y Turismo, esta actividad todavía no es considerada como una fuente importante de ingresos para nuestro país, tal vez se la subestima por su carácter intangible y seguimos dependiendo totalmente de los ingresos del gas y otros recursos naturales, pensamiento que no ha cambiado en décadas.
Es envidiable ver que a otros países les va muy bien con el turismo, mientras que en el nuestro la demanda de visitantes se ha reducido de manera desastrosa, aunque los datos oficiales del Viceministerio de Turismo señalan que estaríamos recibiendo casi un millón y medio de visitantes extranjeros. Es evidente que esa cifra no cuadra con los turistas reales que podemos ver en las calles y sitios turísticos de nuestro país; de hecho, en los últimos meses la que debía ser una temporada alta, irónicamente fue bastante baja, lo que hizo cerrar varias empresas turísticas de diferente tipo. Cabe mencionar que uno de los destinos que ha declinado catastróficamente en los últimos tiempos es hacia Rurrenabaque, que hace varios años recibía un importante número de visitantes, pero hoy prácticamente el número de turistas se mantiene en nivel mínimo.
Algunos aspectos que no están permitiendo que el turismo crezca y se desarrolle son: la baja prioridad gubernamental, es decir que no prioriza al sector turístico como estratégico y por consecuencia no se invierte en él; no existen políticas claras y eficientes de desarrollo de la oferta turística. Si bien fueron mejoradas algunas condiciones, como el aeropuerto de Copacabana, éste no tiene ni un vuelo comercial al año y está cerrado; se ha perdido conectividad internacional mediante vía aérea, como el caso de vuelos a Miami desde La Paz, así varias líneas se fueron o no están operando en este momento. Una deficiente vinculación aérea es coartar el ingreso de visitantes a nuestro país. Nuestra vinculación internacional directa se limita a unos cuantos pocos vuelos internacionales, solo 5 a capitales de otros países; por otro lado no se está realizando programas de capacitación mi mejora de prestación de servicios ni de mejora de calidad de los mismos.
Otro aspecto lamentable es que nuestro país no efectúa claras ni eficientes estrategias de promoción turística en los mercados internacionales. Valga aclarar que hace un poco más de un año se lanzó la nueva marca país “Bolivia corazón del Sur”, que desafortunadamente no está posicionada a nivel internacional. Finalmente, uno de los problemas que dificulta mucho tiene que ver con los constantes bloqueos y problemas sociales, como el último de ellos en la localidad de Copacabana, perjudicando al turismo y al libre tránsito de los visitantes a diferentes áreas. Valga mencionar también el caso de los conflictos sociales en la Isla del Sol, uno de los atractivos más importantes del Lago Titicaca, debido a problemas entre comunidades, por intereses principalmente económicos. Así se genera un gran problema para el sector turístico, incluso de seguridad y de mala imagen, como con el caso de la turista surcoreana asesinada en el lugar.
Por lo tanto, con todos estos aspectos y muchos otros que no fueron mencionados en este artículo, es lamentable señalar que no fue un buen año para el turismo en nuestro país. Esperemos que para el 2019 nos encaminemos a una verdadera política y acción eficiente para el desarrollo del turismo y para que todos los bolivianos nos beneficiemos con esta sublime actividad, porque, como se dice comúnmente, el turismo es como la lluvia, ya que cuando llega moja todos, refiriéndose a los amplios beneficios positivos que genera la actividad.
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