Mostrar estadísticas de cualquier actividad de la vida nacional es simple y generalmente no causa problema y menos dolor; pero hacer referencia a quienes han muerto por causas políticas, sociales, hechos contrarios al ordenamiento pacífico de la colectividad, pero que han tenido concomitancias políticas, es doloroso y sensible, porque esas muertes han causado dolor a miles de personas, si se tiene en cuenta que cada fallecido tuvo familia, amigos y personas de su entorno.
Una información pormenorizada de este diario menciona: “Los caídos son desde campesinos, indígenas, universitarios, mineros y policías hasta un ex-ministro asesinado en un enfrentamiento que pudo ser evitado”.
Trece años en que pudiendo conseguir el reinado de la armonía y la paz entre todos los habitantes del país, las discordias político-partidistas, los enfrentamientos entre grupos sociales y policías, los asesinatos producidos en el Hotel Las Américas de Santa Cruz, el caso Chaparina, el del Tipnis y otros, muestran cuánta indiferencia hay por los derechos a la vida, cuánta saña se ha mostrado en acciones de represión o cuánto atropello hubo por parte de quienes abusaron de su condición de autoridades y, por supuesto, cuánto deseo de cobrar venganzas ha impulsado a algunas personas a realizar disparos de armas contra gente inocente (ED 15-X-18).
Más de cien víctimas por razones o reclamos sociales, por enfrentamientos que podían ser evitados, siempre que se podía acudir al diálogo, al encuentro sincero, honesto y cordial entre las partes; cuánto encuentro entre partes que rivalizaron hasta por cosas baladíes; cuánta susceptibilidad en algunas autoridades; cuánta imprudencia y abuso por parte de policías y cuánta inquina para buscar frenos para quienes se creyó que complotaban contra el país y, algo increíble, deseaban imponer separatismos y otros extremos que nadie tenía en mente.
Si se añade a más de cien muertes, ni qué decir cuántas serán las víctimas por asesinatos de mujeres, ancianos y niños, las muertes por causa de accidentes de tránsito y cuántos crímenes que nunca se asomaron al nivel de las estadísticas. Lamentablemente, poco o nada se hizo para que la administración de justicia llegue a los culpables, y, así, crímenes contra personas y hasta por acciones del narcotráfico han proliferado en el país.
En enero de 2006, el presidente Morales dijo: “Nos han masacrado, nos han humillado, eso no va en este nuevo gobierno de los movimientos sociales, no somos vengativos, no vamos a vengarnos con nadie. Sí vamos a enseñar cómo se gobierna a quienes nos masacraron, nos asesinaron. Esas personas que violaron los derechos humanos tienen la obligación de estar en la cárcel, de esta manera nunca más haya violación de los derechos humanos, será y va a ser un gobierno sin muertos”.
Una promesa que, lamentablemente, no se cumplió, pero que necesita ser actualizada para el logro de paz, armonía y entendimiento entre todos los hijos de la misma Patria.
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