La campaña de alfabetización, promovida por el gobierno nacional, en la década del 70, del siglo pasado, movilizó al país. Nadie quiso quedar indiferente ante ese hecho de interés común. La determinación fue asumida en consonancia, posiblemente, con los postulados de la Unesco que, como bien relata la historia, proclamó a 1970 como el año internacional de la educación, a favor de la alfabetización de adultos.
Se buscaba alfabetizar a personas de 15 a 50 años de edad que no sabían leer ni escribir. El índice estimado de analfabetismo entonces fue del 67 por ciento de la población boliviana mayor de 15 años. Tal realidad preocupaba a propios y extraños.
Instituciones como CONIF, Centro Cívico Paceño, Centro Cultural Femenino 20 de Octubre, Sección Femenina de los Amigos de la Ciudad y Juntas Vecinales determinaron tomar parte de dicha campaña.
La comuna paceña dispuso, asimismo, la erradicación del analfabetismo entre su personal de obreros. Realizando cursos, para tal efecto, se propuso llevar el alfabeto a los barrios más alejados de la ciudad. En esa mira organizó la Dirección General de Alfabetización, dependiente de la Dirección General de Cultura.
La Prefectura del Departamento de La Paz aportaría, a esa iniciativa de índole educativa, con la construcción de dos mil pupitres escolares, en el transcurso de aquel año. También hizo efectivo el traslado de materiales de construcción a diferentes provincias, a fin de cooperar en la edificación de aulas, en escuelas y núcleos escolares.
El Ministerio de Educación utilizaría vagones de ferrocarril en la labor alfabetizadora. Uno de ellos fue trasladado a la plaza Villarroel, donde cumplió su misión específica. Los restantes serían llevados a diferentes puntos de la sede de gobierno. Todos ellos fueron debidamente adaptados para el objetivo que se perseguía en esos días.
Fue una actividad, nos referimos a la campaña de alfabetización, encomiable e imperecedera, que redundó, ciertamente, por el bienestar de quienes no tuvieron la opción de asistir a las aulas escolares, para aprender el abecedario. Fue una tarea digna de ser imitada, ya que aún existen ciertos signos de analfabetismo en el país.
En esa oportunidad olvidaron rencores políticos y todos, o casi todos, se dieron modos para depositar el grano de arena en ese proyecto, que buscaba dignificar al hombre común. La semilla alfabetizadora ha fructificado, en el tiempo y espacio, por el bien de la Patria.
En suma: vaya el reconocimiento más profundo a todos quienes fueron partícipes de ella.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |