PlayStation 5, o PS5 por sus siglas, es el nombre con el que conocemos de forma provisional a la consola de nueva generación que Sony lanzará como sucesora de las actuales PS4 y PS4 Pro.
El lanzamiento de PS5 se espera para algún momento de 2020, una fecha que ha sido reiterada tanto por analistas como por expertos del sector.
Vemos los detalles sobre las claves que esperamos ver en PS5 y no solo en términos de arquitectura y de rendimiento, sino también en lo que respecta a sus accesorios, mando de control y a los juegos que podemos esperar en dicha consola.
Es importante tener en cuenta que Sony todavía no ha dado información oficial sobre su consola de próxima generación, estos datos se basan en filtraciones, informaciones oficiales de socios de la compañía japonesa y en fuentes de la industria.
PS5: arquitectura x86 y continuidad
Con PS1 y PS2 se produjo un salto enorme en términos de potencia y de calidad gráfica, una tendencia que se mantuvo con PS3 y que sin embargo se rompió con PS4.
En PS4 tenemos un procesador Jaguar de AMD junto a una GPU Radeon basada en la arquitectura GCN. La primera es una CPU x86 de bajo consumo que llegó al mercado en versiones de cuatro núcleos, la segunda es una GPU que tuvo también dos variantes en dicho mercado. Ya no hay un hardware especializado y personalizado, solo soluciones semi-personalizadas que han convertido a PS4 en lo que muchos definimos como “un PC consolizado”. Esto tiene ventajas tanto para Sony como para los desarrolladores de videojuegos. Por un lado reduce de forma considerable los gastos y la inversión que debía hacer la compañía japonesa para dar forma a la arquitectura de sus consolas, ya que ahora es AMD la que se encarga de dar forma a soluciones semipersonalizadas que Sony solo tiene que integrar en una configuración elegida por sus ingenieros en consonancia con los principales estudios de desarrollo. Para éstos también es una ventaja, ya que simplifica el trabajo de adaptación de sus juegos a PC, puesto que no es lo mismo partir de una base centrada en la arquitectura RISC que de una x86.
La PS5 va a seguir esa misma tendencia. Esta consola de nueva generación mantendrá la arquitectura x86 y utilizará una GPU semipersonalizada, lo que significa que tendrá a medio y largo plazo los mismos problemas y las mismas carencias que PS4. ¿Significa esto que veremos una PS5 Pro? Es muy probable.
El lanzamiento de PS5 se espera para el 2020, pero esto no quiere decir que la consola de nueva generación de Sony vaya a desplazar por completo a PS4 y PS4 Pro. Habrá una transición intergeneracional como la que vimos con PS3, y en ella seguirán llegando juegos para esas tres consolas que nos permitirán valorar en una primera etapa las diferentes a nivel técnico.
Por lo que respecta al hardware de PS5, se espera:
• Sistema operativo personalizado basado en Linux o FreeBSD (Unix) con un bajo consumo de recursos y apoyado en una API propietaria tanto para bajo como para alto nivel.
• Procesador Ryzen de última generación fabricado en proceso de 7 nm con ocho núcleos y dieciséis hilos funcionando a una frecuencia de 3 GHz+.
• Un total de 16 GB de memoria GDDR6 a 14 GHz sobre un bus de 256 bits. Dicha memoria seguirá estando unificada, lo que significa que se comparte entre sistema y GPU.
• Unidad de almacenamiento HDD. No descartamos la presencia de una unidad SSD actuando a modo de caché para acelerar el sistema, pero no creemos que se vaya a producir un salto total por razón de costes de producción.
• Solución gráfica Radeon Navi, fabricada en proceso de 7 nm y con soporte de nuevas tecnologías gráficas. Esperamos que tenga un conteo entre 2.560 y 2.816 shaders y que ofrezca un rendimiento similar al de una GTX 1080-RX Vega 64.
El cabio más relevante es el procesador, ya que el salto de un Jaguar de bajo consumo a un Ryzen supone un avance enorme en términos de IPC. Esto permitirá crear juegos con animaciones y físicas más cuidadas, mejorar la inteligencia artificial y la cantidad de NPCs y crear mundos más ricos. El segundo cambio importante lo tenemos en la memoria unificada. Al doblar la cantidad disponible en PS4 y PS4 Pro será posible crear juegos con mundos más grandes y utilizar texturas de mayor calidad.
La GPU también supondrá un avance importante, aunque su impacto será menor comparado con los otros dos componentes. La GPU de PS4 equivale a una HD 7850 hipervitaminada y la de PS4 Pro a una Radeon R9 290, lo que significa que la GPU de PS5 tendrá entre dos y tres veces más potencia gráfica que PS4 Pro, y entre seis y siete veces más potencia que PS4. En la práctica esto debería traducirse en un rendimiento lo bastante bueno como para mover juegos en 4K nativo.
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