Rafael G. Julio Quiroga
Uno de los grandes placeres del hombre es la ingesta de alcohol, generalmente en fiestas para imbuir alegría en el evento, ya sea en cumpleaños, bautizos, fiestas religiosas, etc., todo ello con medida; ahora bien, el exceso de esta clase de consumo trae consecuencias, pero el peor es el adquirir el hábito de beber, porque se termina en el alcoholismo, grave problema en el hombre. Peor aun cuando el individuo bebe por varios días seguidos, en forma crónica y en exceso, entra en el trance del Delirium Tremens. Como consecuencia el bebedor crónico comienza a ver figuras fantasmagóricas, monstruosas e imágenes que causan terror. Finalmente este hábito repetido en forma consuetudinaria y por varios años termina en la enfermedad de la cirrosis, que a la larga inevitablemente trae la muerte del enfermo.
A muchos políticos, sin necesidad de ingerir alcohol, el gobierno y el poder que detentan les producen un gran placer; por el abuso del gobierno y las grandes prebendas que detentan les viene la “borrachera del poder”, ciertamente debe ser un gran placer y gusto el manejar personas, manejar bienes, gastar dinero a su antojo y gusto, recibir obsequios. Títulos honoríficos de universidades, viajar en un avión de lujo y por doquier; recibir honores de los países anfitriones que, como norma protocolar, tienen el rendir honores a los gobernantes visitantes , al margen de alojarlos en hoteles o palacios llenos de lujos y comodidades.
Esta embriaguez política produce adicción, más aún si se está mucho tiempo gozando de esa manera; el gobernante se acostumbra a mandar, dar órdenes, sentenciar, disponer, perdonar, indultar, someter, premiar, donar, castigar y tal es la borrachera en el poder, que por ese hartazgo y exceso entran en algunos momentos en el trance del “Delirium Tremens” y empiezan a ver figuras fantasmagóricas, como cuando dicen el Imperio y Donald Trump nos persigue, están conspirando contra nosotros, quieren hacernos daño, desean nuestra muerte, Bolsonaro junto con la derecha están conspirando y atormentándonos, son vende patrias, están contra el pueblo que somos nosotros, odian a los originarios, nuestro presidente como Jesucristo vino a la tierra para salvarnos; la derecha quiere volver al poder para quitarnos a nuestras wa wuas. Si sacan a nuestro presidente el sol se va a oscurecer, la luna se va a escapar y todo va a ser oscuridad.
Ahora bien, por vivir así emborrachados de poder en forma crónica y por más de diez años; pues como en todo ser humano no hay cuerpo que aguante e inevitablemente el exceso de esta borrachera de poder por tantos años trae consigo la cirrosis política, cruel enfermedad que viene con los síntomas del alza de la temperatura del órgano, reflejada en la protesta de los gobernados, el deterioro del poder, la falta de respeto hacia el soberano, como el escupitajo al Vicepresidente, abucheos en lugares públicos como en el estadio Félix Capriles; deterioro popular, con encuestas que arrojan un porcentaje bajo de popularidad del gobierno, marchas y marchas con estribillos agresivos e infamatorios, huelgas de hambre; síntomas que deterioran cualquier organismo y que a la larga inevitablemente harán sucumbir al soberano gobernante, igual que al ser humano que adquiera esa enfermedad.
El autor es abogado.
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