Procedimientos para inversiones en el país

Es extraño cómo nuestro país cuanto más necesita inversiones no puede flexibilizar los procedimientos a los que deben someterse los que inviertan capitales financieros, tecnológicos y humanos. La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia indicó que “un promedio de 14 pasos y más de mil horas por año es el tiempo y los procedimientos que exige la administración pública a los nuevos emprendedores que tienen planes para incursionar en el mercado”.

Lo ocurrido en nuestro país es, innegablemente, contrario a los intereses nacionales, por las diversas trabas que se pone a quienes buscan o quieren invertir; ocurre todo lo contrario en otros países: en Perú y Colombia son solo 6 los procedimientos; en Chile, 7; en Uruguay, 5; y en Paraguay, 7. El promedio en América Latina -exceptuando Venezuela, Cuba y Nicaragua- es de 8,3 pasos, y en los países desarrollados, 4,7; se afirma que la falta de unidad administrativa en el país hace que cada institución ante la que hay que seguir trámites, fija las normas más increíbles que, en la mayoría de los casos, desalienta a quienes querrían trámites menos engorrosos y celeridad en los procedimientos.

Por principio, se debería tener reglamentos muy claros, precisos y concisos, para que cumplan los inversionistas que por ningún motivo deben ser sometidos a exigencias generalmente dispuestas por funcionarios que, casi siempre, imponen criterios personales sin base alguna. “Una persona o entidad que quiere abrir una empresa en Bolivia necesita hacer trámites en: Notaría, Impuestos Internos, Fundempresa, Sistema Financiero, Alcaldía Municipal, Ministerio de Trabajo, AFPs, Caja Nacional de Seguridad Social y muchos otros pasos que imprescindiblemente se debe dar, según el tipo de negocio que se vaya a hacer”.

Desde hace años se extraña que las inversiones anunciadas por privados y algunas tramitadas por el gobierno, no se hagan efectivas; se ha hecho reuniones internacionales, tanto en Nueva York como en Londres, con la presencia de capitalistas y empresarios que estarían dispuestos a invertir; sin embargo, ninguna de esas reuniones ha tenido algún éxito; al respecto, el gobierno se ha concretado a decir simplemente “lo hecho en ambas ciudades dará buenos resultados en el menor tiempo”. Países como Estados Unidos, Canadá y la mayoría de Europa y Asia no ponen las trabas que se tiene en el país; al contrario, se da todo tipo de facilidades para que se abran empresas, compañías de producción y servicio que, además, implican abrir fuentes seguras de empleo.

El gobierno tendría que reglamentar los procedimientos y hacerlos más concretos, simples, precisos y cortos, evitando la ampulosidad que generalmente imponen funcionarios de la interminable burocracia que seguramente busca “dar razón a cargos que han sido creados especialmente para ellos y en cumplimiento de instrucciones partidarias”.