La vida y obra del recién desaparecido periodista Alberto Zuazo Nathes estuvo en su integridad dedicada a la alta y noble carrera del periodismo. Durante casi sesenta años estuvo presente en las trincheras de la prensa y en combate permanente y sin igual, cayó luchando por la verdad y tener informada a la opinión pública con la noticia correcta. Esa orientación siempre presente en las filas del periodismo nacional, empezó en esta actividad en la Sala de Redacción de EL DIARIO y siguió en otros órganos de prensa, constituyendo el legado que dejó para las nuevas generaciones de periodistas.
Empezó su labor periodística como corrector y reportero y al distinguirse en su interés por hacer conocer la noticia, escribirla y publicarla, fue ascendiendo en su profesionalización hasta llegar a sus máximos niveles. Su escuela fue la práctica, sin haber dejado de tener en cuenta la teoría y, en ese sentido, captó el principio de la libertad de prensa y otros principios democráticos.
Zuazo tuvo la extraordinaria y típica virtud de los grandes periodistas bolivianos, de empezar escribiendo cortas cuartillas cotidianas para pasar a redactar informaciones políticas y ascender a nivel de articulista y comentarista. Pero no se estancó en ese nivel, sino que siguió evolucionando hasta llegar a ser editorialista y tener en su conocimiento las responsabilidades de dirección. Así, desde los más elementales puestos, en medio de los mayores peligros, llegó hasta las más altas cotas del periodismo. En ese proceso evolutivo llegó a publicar varios libros y así llegar a las más altas cumbres de la intelectualidad, con la voluntad gritando ¡persistir es la orden!
En esa evolución de completar su espíritu de periodista, Alberto Zuazo comprendía que si bien la noticia es sagrada, en el comentario libre no había que anclarse en la simple apreciación emocional de la noticia, sino que era preciso ingresar a su contenido y desarrollarlo, completando así la apariencia con la esencia, lo que lo convirtió en articulista e inclusive ensayista. Estaba siempre interesado en el Derecho, la política y particularmente la filosofía, en especial ésta última, cuando superó la escuela empírico-positivista e ingresó en los campos del racionalismo, sin dejar de relacionar ambas escuelas y de las que decía que se relacionaban. Las páginas de opinión de EL DIARIO han recogido ese alto nivel del pensamiento de la cultura boliviana.
Por esos y otros aspectos, la personalidad y el espíritu periodístico de Alberto Zuazo Nathes, quien, como los grandes generales, dejó de existir al pie del cañón y con las botas puestas, constituye un paradigma para los periodistas que trabajaron a su lado y bajo su conducción, así como para las nuevas generaciones de estos combatientes por la libertad y aun para universidades que tienen en sus programas la carrera periodística.
Además de esos valores específicos, Alberto Zuazo se caracterizó por su comprensión de la realidad con una amplia visión de la perspectiva histórica y de luchar por la nación y la democracia; más aún, fue una persona llena de bondad, ajena al dogmatismo y el sectarismo, que le dieron una superioridad en la vida social, en cuyas esferas recibió cariño y admiración.
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