Al menos, 85 muertos y 66 heridos fue el saldo de la explosión de un oleoducto por la toma ilegal de combustible en el municipio de Tlahuelilpan, en el Estado de Hidalgo (en el centro de México).
La detonación ocurrió dos horas después del aviso de una fuga intencionada de gasolina. Los habitantes se habían desplazado al lugar con bidones para intentar llevarse algo del hidrocarburo. El Ejército llegó antes de la explosión, pero se replegó para “evitar un enfrentamiento con la población”, según ha informado el Gobierno mexicano.
Por otro lado, en una conferencia de prensa junto con el presidente Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, dijo que otras 58 personas permanecían hospitalizadas por las lesiones.
El funcionario dijo que algunas víctimas están graves con quemaduras en más del 80 % del cuerpo, o con los órganos afectados. No se tiene con certeza la causa del incendio.