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Martha Huanca Apaza
El abuso sexual infantil parece un problema aislado, pensando algunos que “a mis hijos no les sucederá”; incluso hay personas que lo relacionan con un nivel económico precario, pero es más habitual de lo que creemos y debiéramos considerarlo para salvaguardar la inocencia de los niños.
Como sociedad y como docentes tenemos la obligación de hacer frente a este mal, comprometiéndonos y formándonos en un marco de protección a los derechos de niños y niñas, para cuidar su integridad emocional, física y social.
Las estadísticas sobre abuso sexual infantil en Bolivia hoy son alarmantes. Se reportó 435 casos recientemente y en la ciudad de La Paz hubo 117 violaciones.
El abuso sexual también puede ser una causa de la deserción escolar, pues se ha visto que los niños víctimas de este mal dejan la escuela o son matriculados en otra por temor a su agresor, que tristemente puede ser su maestro/a.
A lo largo de la historia muchos niños han sido olvidados, desacreditados, no tomados en cuenta. Tomar conciencia de la necesidad de cuidarlos, protegerlos y tratarlos bien no se extiende mucho en el tiempo. Dicho de otro modo: el ser humano no siempre consideró que debiera cuidar adecuadamente a su progenie. Este hecho es, en algún punto, relativamente moderno. Nos referimos a toques impúdicos a menores o violaciones, así como exposición de material pornográfico a menores (por ejemplo revistas, películas, fotos), etc.
VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL
Puede ser víctima de abuso sexual cualquier niño o niña. No existe un perfil o característica que determine la ocurrencia del abuso en un tipo de niño o niña y en otros no.
El abuso sexual infantil se da en todas las clases sociales, religiones, y niveles socioculturales, y afecta a infantes de diferentes edades. No obstante, se ha identificado algunos factores de riesgo para la ocurrencia del abuso sexual infantil, por ejemplo la falta de educación sexual, baja autoestima, necesidad de afecto y/o atención, niño o niña con actitud pasiva, tendencia a la sumisión, baja capacidad de toma de decisiones, niño o niña en aislamiento, timidez o retraimiento.
¿QUÉ LE PASA A UNA VÍCTIMA?
Múltiples son las consecuencias para un niño o niña, éstas pueden variar de un menor a otro, dependiendo de sus propias características. No obstante, el cuadro que se expone a continuación resume algunas de las principales.
Consecuencias emocionales: sentimientos de tristeza y desamparo; cambios bruscos de estado de ánimo; irritabilidad; rebeldía; temores diversos; vergüenza y culpa; ansiedad.
Consecuencias cognitivas: bajo rendimiento escolar; dificultades de atención y concentración; desmotivación por tareas escolares; desmotivación general.
Consecuencias conductuales: conductas agresivas; rechazo a figuras adultas; marginación; hostilidad hacia el agresor; temor al agresor; embarazo precoz; enfermedades de transmisión sexual.
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