Los cuadros policiales, contrariamente a lo que debería ser, despiertan desconfianza y hasta temor en la mayor parte de la colectividad nacional. Son muchas las quejas que formulan ciudadanos que no intervienen en marchas ni manifestaciones contrarias al régimen de gobierno y otras que integran grupos que protestan contra abusos y otros actos en expresiones ciudadanas apoyando los resultados del referéndum 21F.
La Policía, en lugar de ser institución del orden y encargada de velar por la seguridad y tranquilidad de la colectividad, se ha convertido en represora de todo lo que más o menos tenga algún viso de protesta contra el gobierno. En opinión de los ciudadanos (ver información pormenorizada de EL DIARIO 7/XII/18) hay una especie de repudio por los excesos cometidos por policías, sean agentes u oficiales que, por igual, “descargan furia en contra de los ciudadanos, sin considerar sexo ni edad”. Estos son sentimientos expresados por muchos de los entrevistados.
Un resumen noticioso señala: “Según analistas y políticos, la Policía es obsecuente con el gobierno y está totalmente alejada del pueblo, cuyo comandante aseguró el apoyo institucional al presidente Evo Morales”. La población siente que estas expresiones son reflejos de la realidad porque, de otro modo, no se explicaría el comportamiento de oficiales y tropa de la entidad si realmente no estuviesen comprometidos seriamente con el partido de gobierno.
La Policía es institución que debería ser ajena a los ajetreos político-partidistas; pero muchos de sus miembros han demostrado que están sólidamente identificados con el Primer Mandatario y su partido y seguramente creen que la institución como tal ha sido comprometida en los trajines políticos que buscan la reelección indefinida del Presidente y cooperan decisiva y decididamente en la campaña para conseguir un cuarto período.
El pueblo que emite conceptos y criterios contrarios a la Policía no lo hace injustamente, por las experiencias sufridas en diversas oportunidades, cuando la fuerza del orden se mostró represora de los derechos ciudadanos, cometiendo abusos que no solamente han dañado a las personas sino que han lastimado su confianza y credibilidad que creía tener en una entidad uniformada que estaba al servicio de la colectividad y no sometida a la voluntad del régimen gobernante.
Un destacado analista aseguró que la Policía es obsecuente con el gobierno. Lamentó que la institución policial esté al servicio del partido de gobierno, tal como refirió un comandante general que, en un acto público “garantizó su apoyo de más de 37 mil hombres de la Policía al Presidente”.
Sería prudente y necesario que los cuadros policiales morigeren su conducta y entiendan que no pueden estar al servicio de ninguna corriente partidista; entiendan que ellos están al servicio del país y no de intereses y conveniencias electoralistas que no impliquen el servicio leal, honesto y responsable a la nación.
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