Cuando la Corte Internacional de Justicia de la Haya dio un veredicto favorable a Chile, en cuanto a que el país vecino no adquirió un compromiso para negociar una salida al mar para Bolivia, perdimos otra oportunidad para regresar a las costas del Pacífico.
Seguramente en un juicio de responsabilidades se podrá aclarar si hubo una buena defensa de nuestro derecho a recuperar territorio marítimo para lograr una salida al Pacífico. Mientras pasa el tiempo, Bolivia tiene que atender otro asunto que es también muy importante. Nos referimos a las aguas de manantiales del Silala, que se encuentran en territorio boliviano. Sin embargo la diplomacia chilena arguye que esas aguas son parte de un río internacional, por lo cual aduce que los chilenos tienen derecho a usarlas. Es decir que Bolivia y Chile tendrían derecho a aprovecharlas. Al respecto, es necesario recordar que en el pasado, con estratagemas Chile logró su objetivo para desviar el curso del río Lauca, para regar zonas de su territorio.
En el caso del Silala, Bolivia puede probar que se trata de aguas que nacen en bofedales, en territorio boliviano y en proximidad de la frontera chilena y que mediante acuerdo fue utilizado ese líquido desde hace muchos años para el funcionamiento de locomotoras de un ferrocarril chileno. Por ello, Chile debe una considerable suma de dinero por el uso de esas aguas, ya que las ha usado sin pagar ni un centavo. Actualmente el país vecino utiliza dichas aguas para consumo de su población y para la industria minera.
El problema actualmente es de conocimiento de la CIJ de La Haya. Chile arguye mañosamente que el Silala es un río de curso sucesivo y no se trata de aguas de manantiales. Para Bolivia, reiteramos, son aguas que provienen de bofedales de su territorio.
Por ello es necesario que dicho tribunal internacional envíe un organismo técnico-científico para comprobar si son aguas de manantiales o es un río internacional. En caso contrario, Chile seguirá usando gratis el líquido elemento. Aunque somos un país pacífico, con fuerzas armadas limitadas, nadie tiene derecho para arrebatarnos ese recurso natural.
Mientras tanto, hasta que sea resuelto dicho conflicto, Bolivia debería pensar en aprovechar el líquido elemento mediante diversos proyectos, como el envasado de aguas para consumo de poblaciones aledañas.
Bolivia mediante la cancillería no debería dejar que el tiempo pase, lo que favorece a Chile para sus objetivos. Es preciso más dinamismo en estos temas, que excesiva dedicación a la política partidaria, de lo contrario, una vez más Bolivia perderá recursos como las aguas del Silala. Por ello exigimos que la diplomacia boliviana intensifique la defensa de la integridad del territorio boliviano.
El autor es Profesor Emérito de la UMSA.
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