Sabíamos, por las informaciones que nos hacen llegar amigos bonaerenses que siguen con interés la política nacional, que lo de “Bolivia cambia, Evo cumple”, no es sino la copia fiel y exagerada de un programa que llevó a cabo el gobierno de Juan Domingo Perón, allá por los años 50, que se conoció y se impuso como “Perón cumple, Evita dignifica”.
Quiere decir que los conductores del Estado Plurinacional o de la Revolución Democrática y Cultural, no tuvieron ni imaginación siquiera para inventar un nombre apropiado a ese programa de gasto y despilfarro, que viene desde hace más de una década, donde S.E. es el centro del universo, el maná, el mandatario generoso que regala de todo a un pueblo muerto de hambre. Esa gente no sabe que no existen tales regalos, que no hay tal rey Midas, y que cada canchita, cada coliseo, cada metro de asfalto o cada ladrillo, sale del bolsillo de ellos mismos, de quienes van a vitorearlo y agradecerle.
Como S.E. no tiene esposa, como no existe una Primera Dama amada por el pueblo, entonces el equivalente a “Perón cumple, Evita dignifica”, no era posible. Se optó por “Bolivia cambia, Evo cumple”. Además, S.E. siempre ha dicho que está casado con Bolivia, que Bolivia es su amor, otra falta de imaginación que lo acerca a los totalitarismos y populismos, porque fue Adolfo Hitler quien afirmaba a los cuatro vientos que estaba casado con Alemania, ya que ella era su única pasión, a la que le dedicaba todo su tiempo. Después se supo que había existido una Evita teutona, Eva Braun, pero que, a diferencia de la argentina, vivía en las penumbras, mimando de manera discreta a su poderoso amante.
Quiere decir que si para fomentar el culto a la personalidad se recurrió a una treta que ya aplicaban Perón y Evita, así también para aferrarse al poder, para no soltar la mamadera, se copió de Chávez, Maduro, Correa y Ortega, cómo hacer una Constitución a su medida, muy respetuosa de los derechos humanos y de la madre tierra, pero, por supuesto, para no cumplirla. Sin imaginación propia, emulando malos ejemplos, ya tuvo una gestión inconstitucional que concluirá este año, y ahora quiere ir por otro período más, el cuarto, lo que es una vergüenza.
Como el Bicentenario de la Independencia es el 6 de agosto del 2025, seguramente que S.E. querrá presidir todos los solemnes actos que se producirán, porque eso sí que será grandioso, al tamaño de su ego. Entonces no tendrá empacho en convertirse en un rabioso republicano, hará restaurar y embellecer el Palacio Quemado, para lo que necesitaría de un quinto período, porque el cuarto, de lograrlo, se le acabaría en enero del 2025.
Así que aunque a los masistas les falta imaginación, son hábiles para imitar y copiar, unos maestros del plagio. Por tanto los bolivianos estamos advertidos que S.E., si no se lo frena de un tirón, quiere quedarse en el mando lo que le resta de vida, que pueden ser muchos años. S.E. sigue machacón y encaprichado con su candidatura, cuando Nicolás Maduro está derrumbándose, se va al diablo irremediablemente y el único que no lo quiere ver así es S.E., lo que nos costará caro a todos.
Detener las desmedidas ambiciones de S.E. requerirá de mucha habilidad de sus adversarios, resultado de una filigrana diplomática bien tejida, y de llegar a convencer al pueblo que las cifras que lee S.E. en la Asamblea o que lanza en sus discursos electorales no aplacan la pobreza.
Bolivia ha crecido cuatro o cinco veces más en su PIB desde el 2005, pero han transcurrido 13 años y tenía que crecer de alguna manera. Además, no hay que dejar de lado que en ese tiempo el precio del gas de decuplicó, así que la hazaña no es tan espectacular como la pintan. No hay imaginación en el MAS, pero tampoco existe mal ejemplo que no lo adopten.
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