Elliott Abrams fue designado por la Administración del presidente Trump como delegado especial para dar solución a la crisis de Venezuela. “Profunda, peligrosa y difícil”, caracterizó Abrams la crisis venezolana en su primera declaración como la persona clave para avanzar en la transición de Venezuela hacia un gobierno democrático, sin que se desate una espiral de violencia.
Dijo estar contento de retornar al Departamento de Estado después de 30 años. No es un funcionario desconocido. Ha ocupado cargos altos y manejado temas sensitivos; entre ellos ha sido protagonista principal del bullado caso Irán-Contra, rol por el que el Congreso de Estados Unidos lo sancionó, pero el gobierno de George W. Bush le perdonó.
El Secretario de Estado Mike Pompeo dijo que Abrams “será un verdadero activo para nuestra misión de ayudar al pueblo venezolano a restaurar por completo la democracia y la prosperidad en su país”.