El “Profesor de Estado” Alfredo Ayala Zeballos, como él se autocalificaba, fue docente de las materias de Geografía e Historia de los colegios Don Bosco y Alemán de la ciudad de La Paz, entre otros, entre los años 1954 a 1985 aproximadamente.
Escribió libros de Historia y Geografía Universal y de Bolivia, siendo en su tiempo estas obras “referentes nacionales”. Tenía un método muy particular para calificar a sus alumnos: los ordenaba en los pupitres, desde el que tenía más nota al de menor nota.
En cada clase hacía preguntas orales a un estudiante, luego al que estaba detrás de éste y así sucesivamente lograba que los estudiantes se movieran en los bancos y por ende en su escala de calificaciones en cada clase. Siendo las preguntas, orales, las cuales había que responder en unos 10 segundos, era muy difícil de hacer trampa.
Recordemos algunas preguntas. Había un estudiante, cuyo padre se dedicaba a almacenar bolas de goma de 80 centímetros de diámetro, en su tienda de comercio y una vez el profesor Ayala preguntó a la clase: “¿qué se llamaban las bolas de goma que se exportaba de Bolivia hacia Europa y Estados Unidos?”. Apuntó con su dedo a un estudiante para que respondiera, éste, como siempre, entró en pánico y no pudo responder. Luego el Prof. Ayala apuntó al que se encontraba detrás y así sucesivamente y nadie respondía la pregunta. Hasta que el interrogante llegó al estudiante cuyo padre tenía almacenados estas bolas de goma en su comercio. El alumno se dijo, “¡pero si yo tengo en mi casa esas esferas de goma!” y cuando la pregunta le llegó, respondió fácilmente, “se llamaban bolachas”. El Prof. Ayala, como solía ordenar, le dijo “suba usted al primer lugar de la clase”, mostrándole el pupitre más preciado, que representaba el primer lugar de la clase. Esta anécdota la recuerdan hasta ahora los estudiantes de la Promoción 1965 del colegio Don Bosco.
En otra ocasión, con la promoción 1959, la pregunta fue “¿qué se llama la persona que repara los cables del telégrafo cuando se rompen?”, igual, nadie respondía, hasta que un estudiante recordó que en su pueblo tenía un vecino que arreglaba esos cables y le decían “guarda líneas”, y así respondió, subiendo al preciado “primer lugar de la clase”, asegurando siquiera una nota de 5 sobre 7 en su libreta.
¿Y cómo impartía su clase el Prof. Ayala? En 1957, al parecer mediante una beca, había viajado por barco desde Bolivia hacia Europa, entonces en cada clase mencionaba “lo que les cuento no lo hago de memoria, como otros, yo he estado allí, lo he vivido”. Como raro docente de la actualidad, tenía varios libros escritos por él de Geografía e Historia, entonces el estudiante podía leer sus textos que eran referencia para la clase.
Nuestro Prof. Ayala era ex combatiente de la Guerra del Chaco, también contaba que era ayudante del telegrafista en la guerra y como sabía leer, llevaba los mensajes del telégrafo en el conflicto bélico.
Nuestro personaje no tuvo hijos, no bebía, no fumaba, vestía un impermeable y portaba un maletín muy pesado, donde llevaba todos los libros escritos por él, que trabajosamente cargaba por la calle Landaeta de la ciudad de La Paz, donde vivía, tal vez solo se encontraba un poco pasadito de peso.
En el “primer sorteo de facturas” que existió en Bolivia, fue muy afortunado, le tocó un Volkswagen escarabajo cero kilómetros.
Al parecer era muy querido por los estudiantes, pues la Promoción 1967 del colegio Don Bosco lleva su nombre, cuya inscripción se puede apreciar hoy en la plaqueta en la puerta de la Basílica María Auxiliadora en El Prado. También fue Profesor de la Promoción 1959 del colegio Don Bosco, que este 2019 cumple sus “Bodas de Diamante” (60 años de bachilleres).
Este querido Profesor ya nos dejó, pero sus anécdotas quedarán para siempre.
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