Según encuestas republicanas, el más largo corte de sueldos de la historia de empleados del gobierno federal de EEUU ha dañado las perspectivas de Donald Trump de continuar en el gobierno después de 2020 y esto hace, entre otras cosas, que busque victorias políticas en otros lares, incluyendo la compleja Venezuela, ya que ha mostrado parcialidad con el gobierno de la oposición venezolana presidido por Juan Guaidó, que por su lado viene insistiendo en que en cualquier momento ha de ser detenido por el régimen de Maduro.
Que esto sea suficiente para calmar las huestes de Trump y esperar que en el futuro voten por él y sus incongruencias políticas es harina de otro costal. Lo que está claro es que la situación venezolana necesita elecciones libres ya nomás, luego de persistentes tensiones internas y externas, que a lo mejor se prolongan con el consabido costo en vidas y hacienda de un pueblo que, desde que Hugo Chávez subió al poder, ha dado todo por zafarse de la injusticia, escasez, el oprobio, la ignominia y, sobre todo, la pobreza administrativa del régimen de Maduro, cuya permanencia en el gobierno se debe a las fuerzas armadas… y a la ayuda cubana. Hoy, Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba, dice increíblemente: “Nicolás es un presidente constitucional”.
Cuando el gobierno de EEUU se apresuró a reconocer a la junta de gobierno que sacó del poder al presidente Hugo Chávez en 2002, tuvo que retirarse con el rabo entre las piernas porque el autoproclamado líder de la revolución bolivariana retornó al poder a los tres días… y disgustado más que nunca con EEUU. Hubo gobiernos latinoamericanos que condenaron el golpe anti Chávez. Hoy esos mismos entes nacionales dicen que la elección de 2018 que eligió a Maduro fue fraudulenta, y que Cuba se inmiscuyó en ella, como lo ha hecho en otros países.
Hay quienes dicen que esto del reconocimiento precipitado de Guaidó por parte de EEUU invita a que la historia se repita, aunque la situación geopolítica es más complicada por la cantidad de entes internacionales que se han manifestado en contra, y algunos a favor del régimen de Maduro, por la desastrosa situación económica de Venezuela, por los miles de venezolanos que escapan a como dé lugar de la opresión y el desorden, y por el antagonismo que existe en torno a Venezuela entre China y Rusia por un lado, y EEUU… lo que favorece a Maduro, y que Chávez no consiguió. Hoy se cita a V. Putin afirmando: “Maduro es un presidente legítimo”.
El que Guaidó, Trump, el Grupo de Lima, la Unión Europea, y otros hayan manifestado apoyo al retorno de la democracia en Venezuela a través de elecciones libres e idóneas ha instado a un Erdogan, dictador de Turquía, a respaldar el régimen de Maduro, porque teme que un clamor similar brote en su país. Es que no se trata de la izquierda política frente a la derecha, sino de cualquier dictadura o gobierno fuerte que enfrente un latente desacato a su mandato, instado sobre todo por el basto orbe de las redes sociales. Incluso Putin, apoyado por oligarcas, las FFAA y elecciones cuestionables ve con malos ojos que un pueblo pida elecciones libres para echar a la historia a un régimen dictatorial.
La verdad es que el pueblo venezolano no solamente enfrenta un inédito conflicto interno, sino que también confronta múltiples cordones umbilicales internacionales que pugnan por sus propios intereses. Ante este panorama el Consejero de Seguridad de EEUU, John Bolton, afirmó el jueves 30 de enero: “lo cierto es que Venezuela está en nuestro hemisferio”.
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