José Carlos García Fajardo
Olvídate de lo que crees que debes ser y solo sé tú mismo, arriésgate a sentir lo que sientes, acepta y agradece tu vida.
Una vez más actúo de amanuense de este precioso artículo de mi buena amiga y compañera María Guerrero Escusa, Psicóloga y profesora de la Universidad de Murcia que publica en Cuida tu salud emocional.
Un ingrediente fundamental para poder amar a otra persona es amarnos a nosotros mismos. Nadie puede dar lo que no tiene; así que, si alguien no es capaz de quererse a uno mismo, no puede amar a los demás.
¿Qué significa quererse a uno mismo?
Quererse a uno mismo significa darse la oportunidad de descubrir el gran potencial y la grandeza que llevamos dentro. Significa ser honestos y comprometernos con nuestra vida. Tener en cuenta nuestras necesidades y respetarnos, aceptarnos y querernos por ser solo quienes somos. Dejar de juzgarnos, de criticarnos, de compararnos con los demás, dejar de exigirnos ser diferentes de quienes somos y romper con la idea aprendida que tenemos respecto a nosotros. Ésta condiciona nuestra vida y nos lleva a vivir desconociendo una parte importante y valiosa de quienes somos.
Quererse a uno mismo significa atrevernos a ser quienes somos, abrazando nuestra realidad, aunque a veces no nos guste o no se acerque a lo que queremos que sea, porque acogiéndola podemos atravesarla y trascenderla.
Cuando aprendemos a apreciarnos, buscamos nuestro bienestar y somos capaces de proporcionar bienestar a otras personas. Desde aquí, elegimos para relacionarnos a personas que también se aman y establecemos relaciones saludables que nos permiten ser quienes somos y crecer y madurar de acuerdo con nuestro propio proceso, caminando con nuestro propio ritmo.
Cuando aprendemos a amarnos, perdemos el miedo a perder, entonces comienza nuestro crecimiento como personas autónomas:
Amarse es conocerse. No se puede amar lo que se desconoce. Poner conciencia en ese olvido que hemos hecho de nosotros es rescatarnos para la vida. Amarse es escucharse. Atender y cuidar nuestras necesidades. Es abrirnos, liberar los condicionamientos que nos mantienen encerrados en nosotros mismos y atrapados en sentimientos caducos.
Amarse es atreverse a ser quienes somos despojándonos de las máscaras que nos hemos colocado para agradar a los demás y conseguir su amor. Es aceptarnos con lo que nos gusta más, con lo que nos gusta menos, con todas nuestras capacidades y también con todas nuestras limitaciones.
Amarse es hacerse responsable de nuestra vida sin echar balones fuera. Es vivir presentes y conscientes de nosotros mismos.
Estamos en este mundo para ser nosotros, para crecer liberados de nuestros condicionamientos y encontrar nuestro propio sentido, para alcanzar la realización de todo nuestro potencial humano.
Así que sé cómo eres, déjate fluir para encontrarte con ese quién eres, ese ser auténtico y maravilloso que vive dentro de ti repleto de posibilidades de ser y que solo puede expandirse si lo acoges, lo aceptas y lo abrazas.
Olvídate de lo que crees que debes ser y solo sé tú mismo, arriésgate a sentir lo que sientes, acepta y agradece tu vida. Limpia tus ojos de ayer y estrena una mirada nueva, deja que resuene en tu interior con toda su fuerza: “Este soy yo y así está bien”.
Es en ese momento cuando uno comprende de verdad lo que significa quererse a uno mismo.
El autor es Profesor Emérito de la Universidad Complutense.
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