Retorna el mundo bipolar

“Daremos una respuesta simétrica. Nuestros socios norteamericanos anunciaron que suspenden su participación en el Tratado de Desarme Nuclear, pues también lo hacemos nosotros”, dijo el presidente ruso Vladimir Putin.

A nuestro juicio, el mundo unipolar, impuesto por las grandes potencias occidentales después de la caída del Muro de Berlín, en la década de los años 90 del pasado siglo, abandona el escenario a un mundo bipolar que impone al planeta Tierra, sus intereses, sus condiciones y su impactante tecnología. Esta es la gran diferencia con el viejo mundo integrado por Estados Unidos-URSS en el Siglo Veinte.

La utilización de un lenguaje, de alto contenido, por ejemplo, una “respuesta simétrica”, nos habla de que una acción fuera de contexto (asimétrica), de cualquier nación alineada en lo que denominamos potencias occidentales, merecería similar respuesta. En otras palabras, la guerra sería correspondida con guerra.

Latinoamérica del Siglo Veinte vivió bajo la influencia de las ideologías antagónicas Socialismo-Capitalismo, pero, cuando concluye la segunda década del Siglo Veintiuno, las ideologías sucumben ante el alcance y poder de la alta tecnología y, en ese contexto, la parte latina de nuestro continente es cruelmente dependiente de esta tecnología que, en la práctica, se impone y supera al conocimiento tradicional de nuestros países.

Mientras nuestras naciones no alcanzarán un crecimiento mayor al 5 por ciento en el presente año, las potencias tecnológicas escarban en la cara oscura de la Luna e investigan los recursos naturales en Marte.

Esta abismal diferencia entre la propiedad tecnológica de las grandes potencias del mundo bipolar, irónicamente, influirá en el resurgimiento del antiguo Tercer Mundo y de una etapa de ultranacionalismo en América Latina, pero sin tecnología propia, Latinoamérica ocupará en el devenir del tiempo, el último peldaño de la Historia moderna.

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