De acuerdo con la Constitución Política, la Policía nacional tiene como misión la defensa de la sociedad y el resguardo del orden público, por lo tanto como institución no debería actuar políticamente. Por ello los pronunciamientos de esa índole, hechos por algunos miembros en servicio activo, son denigrantes para la institución que no es política.
A ello se suman denuncias de corrupción sobre varios integrantes del Alto Mando policial. Nos referimos al caso relacionado con el ingreso irregular de cientos de postulantes a la Academia Nacional de Policías. Como esos aspirantes no fueron aprobados en las pruebas establecidas, se recurrió a hacer alterar esos resultados mediante malos funcionarios policiales.
En ese panorama desolador para el ingreso de los postulantes, muchos prefirieron comprar exámenes, por sumas determinadas de dinero, lo que constituyó un escándalo, que echó por los suelos el prestigio de la Academia de Policías. El alto mando policial no puede ignorar semejantes casos de corrupción. La formación de un tribunal disciplinario se hace necesaria. El no proceder así sería como echar una cortina de humo ante el delito cometido.
La Policía boliviana al ser una dependencia del Ministerio de Gobierno, asume rasgos políticos en su accionar. La represión a sectores sociales que salen a las calles para protestar contra el gobierno es una consecuencia, por ser su función resguardar el orden.
Si bien los oficiales no pueden sustraerse a dirigir a la tropa uniformada, para reprimir las protestas sociales, deberían inicialmente actuar con diplomacia, para conservar la imagen de su institución. Esta conducta se pide porque los oficiales no son tropa. Por otra parte, la Policía en su accionar contra la delincuencia, de cualquier tipo, hace lo que puede. Los grupos policiales antinarcóticos tienen que esmerarse para proteger a niños y jóvenes de escuelas y colegios. Además se tiene que dar orientación a los estudiantes sobre el accionar de los delincuentes y sobre los efectos dañinos de las drogas que son ofrecidas por gente inescrupulosa en alrededores de establecimientos educativos. ¡Salvemos a nuestra juventud!
Asimismo tiene que haber reformas estructurales en la formación de los cadetes de la Academia de Policías para mejorar la imagen del policía ante la opinión pública. El contacto con instituciones policiales de otros países es muy importante para asimilar conocimientos, como en el combate contra la delincuencia. También son necesarios cursos de capacitación policial, en el exterior. En esta forma los cadetes tendrán mejor conocimiento de lo que es la formación integral del policía.
La dotación de medios para desarrollar funciones de protección a la sociedad es una necesidad, como adquisición de motocicletas, material para defensa y ataque, entre ellos chalecos antibalas. Satisfechas esas necesidades y cumplidos estrictamente los requisitos para admisión de nuevos policías, la Institución verde olivo actuará seguramente de mejor manera en defensa de la sociedad y para mantener el orden público.
El autor es Profesor Emérito de la UMSA.
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