Aquellos que fotografíen con sus móviles la parte de abajo de la falda de una mujer, sin el consentimiento de la víctima, se enfrentan desde ayer en Reino Unido a penas de hasta dos años de cárcel. En los casos más graves, los culpables verán además sus nombres incluidos en las listas públicas de delincuentes sexuales.
La práctica conocida como upskirting, que normalmente se realiza en espacios públicos como supermercados, autobuses, vagones de metro o clubes nocturnos, no estaba tipificada penalmente. La nueva Ley de Voyeurismo de 2019 cubre las lagunas que la Ley del Escándalo contra la Decencia Pública o la Ley de Delitos contra la Libertad Sexual provocaban con su redactado. Hasta hoy, cualquier acto de voyeurismo solo podía ser denunciado por un testigo, algo que rara vez existe en los casos de upskirting en los que el actor de la agresión aprovecha la cobertura que le da la multitud.
"Los responsables de actos tan degradantes se enfrentarán a partir de hoy a penas de prisión, y las denuncias de las víctimas serán tomadas muy en serio", ha dicho la secretaria de Estado de Justicia, Lucy Frazer, después de que la Cámara de los Comunes aprobara el nuevo texto. La iniciativa fue impulsada por el Gobierno de Theresa May el pasado mes de junio, pero la campaña para lograr la creación de este nuevo delito arrancó hace 18 meses. (El País)