Estudiante de UPEA
El grupo está conformado por: Juan Carlos Mamani, que es estudiante de fisioterapia y kinesiología; y Antonio Riveros, director de la empresa de drones DronTec. Los tres, con el apoyo de la Fundación Creo Bolivia, hacen prótesis de brazos
El estudiante Roly Ronald Mamani mantiene el sueño de construir exoesqueletos. Son máquinas que facilitan la movilidad de las personas y les dan más fuerzas. Ese objetivo le ha llevado a capacitarse y ayudar a la gente de manera gratuita.
Hoy hace realidad la esperanza de la gente con discapacidad que carece de recursos económicos: construye brazos para donarlos. Son prótesis robóticas que las produce con impresoras en 3D.
Roly vive en Achocalla, estudia en la Universidad Pública de El Alto (UPEA), en la carrera de Ingeniería Electrónica. Le falta poco para concluir su carrera y ya dirige “Robotics Creator”, un taller que abrió en su casa, ubicada en orillas de la segunda laguna de Achocalla. El espacio quedó pequeño por la demanda.
“La tecnología debe adecuarse a las necesidades de las personas”, remarca.
El 2016, Roly mostró al semanario El Compadre un exoesqueleto que construyó para hacer caminar a las personas. Fue centro de muchos elogios. Eso es lo que quiere hacer en el futuro mediato, pero ahora trabaja en la construcción de prótesis de brazos para ayudar las personas que perdieron esa parte de su cuerpo. “Es más viable y más rápido, se puede adaptar a toda la comodidad”.
Conformó un equipo con su hermano, Juan Carlos Mamani, que es estudiante de fisioterapia y kinesiología; y Antonio Riveros, director de la empresa especializada en drones DronTec. Los tres, con el apoyo de la Fundación Creo Bolivia, hacen prótesis de brazos.
“Con las prótesis de brazos empezamos a solucionar los problemas de las personas, hemos entregado más de 50 prótesis. Con la Fundación Creo Bolivia se buscan recursos económicos para las personas que no pueden pagar, pero hay también personas pudientes”, explica a este medio.
Los costos de un brazo son elevados, pueden costar desde 7 mil hasta 37 mil dólares y no es posible que todo vaya como una donación. Aunque Roly y su equipo creen que no hay que regalar por completo, hacen el esfuerzo cuando llegan a la conclusión de que es necesario hacerlo, dadas las condiciones económicas de las personas favorecidas.
Explica que hasta la fecha hicieron 15 donaciones a familias, sobre todo, migrantes rurales.
“Mi misión como futuro profesional, es aportar en algo a las personas que más lo necesitan, enfoco mis conocimientos para los discapacitados”, cuenta.
En su taller fabrican prótesis avanzadas, las que permiten movimiento. Son “aquellas que presentan contracción de cable”.
El estudiante de la UPEA de 29 años explica que se dedica al desarrollo de la tecnología y en su taller trabaja con impresiones 3D.
Importa desde Argentina el filamento 3D, que es la materia prima que se usa para fabricar la prótesis a través de la impresora que se encarga de materializar el filamento.
Una vez impreso el brazo, Ronald incorpora el tornillo, los circuitos para el movimiento y el arnés para sostener el brazo. “Por el momento solo se hacen prótesis de los miembros superiores; hay personas que piden piernas y todavía seguimos investigando con el objetivo de abaratar los precios para que esto sea accesible”, explicó.
En su taller predomina la imaginación. Ahí no solo se fabrican brazos; también se desarrolla robots grandes o pequeños, animatronic, tecnología de salud, robótica educativa. Roly no deja de investigar para aportar con su conocimiento en la ciencia.
Continúa con la idea de construir exoesqueletos. Diseña diferentes órtesis (es un dispositivo externo aplicado al cuerpo para modificar los aspectos funcionales) que posibilite el movimiento de la parte inferior. Su sueño es que las personas vuelvan a caminar. Y pronto se hará realidad. (Urgentebo)
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