La naturaleza castiga a Bolivia

El país está soportando condiciones climatológicas que están ocasionando desastres naturales, por la crecida de las aguas en los ríos, inundando lo que encuentran a su paso y dañando la producción agropecuaria, que disminuye drásticamente. Santa Cruz anuncia que la producción ha sido afectada en 70%, es decir que han sido dañados cultivos de soya, maíz, caña de azúcar. Lo más grave es que ha sido afectada la ganadería de todo tipo, lo que significa que el país tendrá crisis económica. En la misma situación están departamentos como La Paz, Chuquisaca y Cochabamba, en este último fueron dañadas plantaciones de coca en el Chapare, que es la zona más importante de la producción cocalera del país. La coca del Chapare es de hojas grandes, con gran almacenamiento de cocaína, siendo preferida por el narcotráfico. Esta coca al ser masticada tiene un gusto amargo, lo que hace que no sirva para el consumo. En cambio en los Yungas de La Paz las hojas de coca son pequeñas y dulces para la masticación, al tener poco contenido de cocaína, por lo que son rechazadas para la elaboración de cocaína, por los narcotraficantes.

Por estas consideraciones, la coca del Chapare es muy solicitada para la fabricación de cocaína y su precio de venta proporciona grandes ganancias a los productores. Esta zona de Cochabamba muestra un progreso grande, al extremo que se logró construir un moderno aeropuerto en el Chapare. No debemos olvidar que el actual mandatario siempre es reelecto como Secretario General de los cocaleros de Cochabamba, estando en el cargo durante varias gestiones sindicales. Por otra parte, muchos dirigentes cocaleros ocupan cargos claves, así también dirigentes cocaleras, que tienen representaciones en la Asamblea Legislativa.

Las ganancias que tienen los cocaleros de Cochabamba, son grandes y les permiten mejores condiciones de vida. Pero la opinión pública no se explica por qué están eximidos del pago de impuestos nacionales, por la venta de coca de Cochabamba. Sus dirigentes deberían pagar un impuesto a la producción, como lo hacen los demás bolivianos. Es lo justo.

En otro caso, llama la atención que el Gobernador de La Paz no intervenga ante los grandes problemas que tiene el departamento. Sucedió con el problema de la basura de la ciudad de La Paz, ahora con los deslizamientos de tierra en caminos de los Yungas paceños, dañados por las aguas, dejando a sus habitantes en situación difícil. Pero el Gobernador no se condolió ante los derrumbes e ignoró inicialmente la desgracia yungueña. La paceñidad considera que los integrantes de la Asamblea Departamental de La Paz tampoco se pronuncian.

Por otra parte, hacemos escuchar una vez más el pedido de construcción del puente en el estrecho de Tiquina y la construcción de la carretera La Paz-Cochabamba por Río Abajo.

La pobreza en los sectores populares se agrava cada día, mientras son organizados carnavales fastuosos. Al parecer las autoridades no conocen la situación de miseria de las comunidades indígenas de Oruro, próximas al desaparecido lago Poopó. El Gobernador de Oruro debería ayudar a estos campesinos pobres. Otro tanto sucede con las comunidades del Norte de Potosí, que se desplazan a las calles de las ciudades de La Paz. Por todo ello se requiere ayuda del Gobierno para los pobres del país y solidaridad colectiva para colaborarlos.

El autor es Profesor Emérito de la UMSA.