El contrabando ha crecido desmesuradamente en el país; quienes lo practican han visto por conveniente “contar con fuerzas de seguridad” que posiblemente defiendan y preserven sus acciones. El contrabando en cualquier país del mundo es combatido enérgicamente porque irroga graves daños al país donde se lo practica, atenta contra su economía, burla las leyes impositivas, evita crear empleo, atenta contra la seguridad y tranquilidad del pueblo, fomenta la corrupción y hace que el delito sea norma de su existencia. Lo que hace el contrabando es incalificable porque es parte fundamental de la economía informal o ilegal que deteriora y vulnera todo principio de moral y atenta contra la Constitución y las leyes. Pero lo grave ha sido siempre que casi todos los gobiernos se han visto casi obligados a “mimetizarlo” (si cabe el término) para contrarrestar, de alguna manera, la falta de empleo, la carencia de fuentes de producción y burlar toda norma que obliga normalmente a todo negocio legalmente constituido a cumplir con las leyes.
El contrabando, en su doble accionar, causa graves problemas a la economía y lo hace por doble partida: utiliza las divisas del país beneficiando a economías foráneas, porque adquiere en sus mercados mercadería de uso y consumo que luego introduce en los mercados sin pagar impuestos ni derechos legales de alguna clase, burla todos los controles establecidos, corrompe a muchos funcionarios, lo que les permite obrar impunemente; destruye virtudes y valores en personas jóvenes y adultas que son incorporadas como nexos o instrumentos para realizar negocios sobre la base de la corrupción que se traduce en coimas y participación ilegal de algunas autoridades, policías, agentes de aduana y, en casos, hasta miembros de las Fuerzas Armadas.
Cuando las autoridades consiguen que las fuerzas del orden y de aduanas tengan éxito en operativos que decomisan contrabando, los contrabandistas recurren al armamento que poseen y entablan luchas de las que resultan heridos y hasta muertos; pero como muchas veces las acciones legales cobran mucho cuerpo, los contrabandistas, seguramente bien organizados y en secreto, organizan sus propias fuerzas de seguridad para que resguarden las acciones ilegales.
Uno es, pues, el contrabando de ingreso a nuestro territorio y otro, diferente, es el contrabando que se hace con mercadería que es trasladada a otros países; ese contrabando incluye la salida por nuestras amplias fronteras hasta de camiones cisterna conteniendo gasolina y otros carburantes; en otras palabras, no hay piedad alguna con el país y cuánto más daño se le haga, mayores son las utilidades de la macabra organización que apela a todos los medios para cumplir sus objetivos. Frente a este peligro o atentado que sufre el país, corresponde que las autoridades extremen las medidas de seguridad y prevención contra la ilegalidad criminal que cometen quienes viven y se enriquecen a costa de la moral, la economía y los intereses nacionales.
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