El viaje a los Yungas de La Paz se ha convertido en una odisea, debido a los desastres naturales ocasionados por las intensas lluvias, lo que ha originado comentarios diversos sobre las condiciones en que se encuentran los caminos de esta zona del departamento de La Paz.
Recordemos que hace algunos años, miembros de la institución internacional Discovery visitaron Bolivia y llegaron a las zonas yungueñas de La Paz con sus camiones de alto tonelaje, comprobando los peligros que hay en esas carreteras. Después del recorrido, los visitantes quedaron impresionados por las características de las vías de este sector.
El viaje a los Yungas comienza con Coroico, que está ubicado en la cima de una montaña, teniendo como fondo a ríos que atraviesan esa población. En Coroico está el cerro Uchumachi y caídas de agua del Vagante y el pueblo de Tocaña, cuyos habitantes son afroamericanos, siendo grandes atractivos su música y bailes típicos. La distancia desde La Paz a Coroico es de solo 92 kilómetros.
Hay que considerar que se va a los Yungas por caminos deleznables, con terreno poco firme y sus condiciones de estabilidad varían enormemente en época de lluvias, volviéndose intransitables. Esta situación ha empeorado con la desforestación para sembrar coca, porque fueron eliminados árboles y maleza forestal, que es el sostén de los terrenos de las carreteras. Los árboles frutales y la producción de café yungueño disminuyeron drásticamente y ya llegan en poca cantidad a los mercados de La Paz.
Por otra parte, no resiste pesos considerables el hormigón de cemento en carreteras, lo que pone en riesgo las vidas de los pasajeros de cualquier tipo de transporte. De nada sirve usar material duro o cemento compacto, porque éste se disgrega lentamente, con el uso permanente. Por eso se insiste en que haya inspecciones permanentes de las vías, pero lastimosamente se permite el paso de grandes camiones, que en poco tiempo de uso debilitan las estructuras camineras.
Por ello los habitantes de pueblos como Caranavi, Coroico, Chulumani e Unduavi viajan con incertidumbre por esas carreteras, que no garantizan un tránsito normal. De ahí que permanentemente los pasajeros de motorizados viajan con tensión constante. Y es que las lluvias han empezado a causar estragos en las carreteras yungueñas. Los accidentes de tránsito han aumentado, así como la pérdida de vidas humanas.
En consecuencia, la producción agropecuaria ha bajado en gran medida, lo que empieza a afectar a los sectores pobres, cuya situación se complica por la falta de fuentes de empleo, al contrario de los nuevos ricos que ostentan dinero, porque están en el gobierno. Las universidades cada año titulan cientos de profesionales, pero que no pueden conseguir empleos. Por ello muchas personas capacitadas se ven obligadas a dedicarse al comercio informal para subsistir y llevar el pan a sus hogares, y cuando no hay medios, ¿qué hacen?
Aproximadamente un tercio de la población boliviana tiene trabajo fijo, por apoyo político y el resto se ve en figurillas para poder trabajar y subsistir. En esta situación al gobierno le correspondería, como política social, habilitar comedores populares de ayuda para los que no tienen trabajo, como lo hacen organizaciones católicas, que diariamente proporcionan con carácter gratuito alimentos a los menos favorecidos.
En todo caso se llama a la reflexión al oficialismo, para que sopese que no hay suficientes empleos para los sectores sociales pobres.
El autor es Profesor Emérito de la UMSA.
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