Somos Calle
> La segunda parte de la estructura de este colectivo se vuelca a las calles de La Paz para “alimentar correctamente” a la población
Marco Quelca es el ideólogo de la construcción del colectivo autogestionado que dedica su actividad a la gastronomía boliviana, lo que permite también realizar labor social a favor de la población más necesitada, saliendo de los marcos tradicionales y rompiendo las estructuras establecidas de una sociedad de consumo.
La experiencia de EL DIARIO en dos facetas en las que se construye las piezas catalogadas como “obras del arte contemporáneo”, permite conocer a quienes son parte de “Sabor Clandestino”; integrantes que utilizan pasamontañas como íconos no solo de la clandestinidad, sino del proyecto “Somos Calle”, que permite ofrecer a la población de forma gratuita la degustación y hacerles conocer cómo mejorar su alimentación y por ende su salud.
Quelca, comenzó la experiencia de restructurar la lógica de “la cocina de alto nivel, desde Cotahuma” en el 2014 y hasta ahora rescata con mayor incidencia un equipo de acompañantes, quienes integran el colectivo, a jóvenes emprendedores que provienen de El Alto o de zonas periurbanas de La Paz.
“No sólo hacemos los menús de degustación, realizamos talleres, intervenciones en las calles de manera gratuita para compartir la comida que elaboramos con la gente que se encuentra en las zonas populares de La Paz y El Alto; por lo tanto, hay un trabajo que cumple ya hace cinco años del que no se está hablando, porque ahora solamente se habla de una de las acciones y no de todo el perfil global de Sabor Clandestino”, explicó Quelca.
La intervención pública con el proyecto “Somos Calle”, no solo permitió utilizar el pasamontaña como un ícono que busca cambiar el pensamiento de discriminación que aún existe en la sociedad, sobre todo en actividades como los lustrabotas o contra quienes se dedican al lavado de autos(una de las actividades que Quelca recuerda como etapa negativa en su vida, por eso el uso del pasamontaña). Dice que con este elemento, el joven evita ser discriminado por la sociedad.
“Es como estar en una televisión, porque estas en la realidad, pero a la vez no estas porque estás encubierto, por vivencia propia y cuestionando ese momento es que tomamos el pasamontaña como ícono de decir que podemos hacer cosas buenas, generar positivismo, ser propositivo en espacios abiertos como es la calle de una manera incógnita, no estar relacionado al estereotipo del prejuicio que tiene la gente”, añadió.
En la intervención de las calles, el proceso debe ser rápido, siendo el mismo un performance; cuándo se invita de forma gratuita los platos que son presentados en vajillas elaboradas por el equipo y que llegan a ser degustados por transeúntes.
Así este colectivo se instala en la cotidianidad de la población durante un momento inmediato, con el propósito de que la gente se dé cuenta que puede cambiar su alimentación con preparaciones diferentes, basándose en productos que están acostumbrados en el contexto cultural de la gastronomía boliviana.
Para este año, Sabor Clandestino prepara su nueva presentación con vajillas y una nueva construcción de pensamiento; sin abandonar su labor social y la idea propia del Colectivo, entendido como un grupo de personas quienes son profesionales en gastronomía en su mayoría, mientras otros se encuentran en proceso de formación.
Todos ellos, desde el 2014 decidieron hacer el proyecto “Somos Calle”, que permite la interacción con la gente y una visión de jóvenes que pertenecen a zonas periurbanas.
“Todas nuestras piezas, que son el menú entero, porque representan una obra de arte contemporáneo, permiten que nuestra propuesta no sólo sea brindar los productos locales y de temporada, sino se basa en un cuestionamiento desde nuestra perspectiva del contexto social y al cuestionar ese concepto nos permite ser libres al poder expresar todo lo que vivimos, pensamos. Todo lo que nos alegra o nos cuestiona, que no siempre es negativo, sino de forma positiva como recordar, volver a traer momentos de la historia y es abierto”, mencionó.
Quelca reconoce que para la vigencia del colectivo se necesita trabajar en equipo, quienes no llegaron a ser seleccionados en los procedimientos tradicionales de una convocatoria, sino fue por el interés personal de buscar una vivencia diferente que rompa las estructuras tradicionales y el estereotipo de la gastronomía común.
La puerta de Sabor Clandestino también está destinada a quienes buscan responder a modismos urbanos, y con este lenguaje se comunican los emprendedores con sus comensales.
Finalmente Quelca, insiste en mantener su proyecto “Somos Calle”, con la finalidad de modificar la conducta alimentaria de la población, logrando de llegar hasta zonas periurbanas, donde estadísticamente se observa con mayor incidencia problemas de salud: sobrepeso o desnutrición, como consecuencia del consumo de la comida chatarra.
“El objetivo es cambiar la educación alimentaria de la población, es un objetivo que mantiene el colectivo...”, expresó el joven emprendedor boliviano, que aún tiene mucho más que decir…
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