El Gobierno nos conduce a una acelerada crisis económica

La Constitución Política del Estado en el Art. 339, II establece: “Los bienes de patrimonio del Estado y de las entidades públicas constituyen propiedad del pueblo boliviano, inviolable, inembargable, imprescriptible e inexpropiable, no podrán ser empleados en provecho particular alguno….”.

Los ahorros plasmados en las Reservas Internacionales Netas (RIN) son patrimonio del pueblo y gracias a los ingresos generados por el incremento del precio del petróleo de 35 a 150 $us el barril. Por ello en 2014 las Reservas ascendieron a 15.123.millones de $us, y al 1 de febrero son 8.695 millones de $us, según el Banco Central de Bolivia (BCB).

Por otro lado, el alto déficit fiscal crece, con el déficit en la balanza de pagos, que es una cadena que recae en el RIN, entonces se reduce la disponibilidad de divisas para realizar importaciones de bienes de capital como insumos intermedios y materias primas industriales, porque no producimos ni alfileres, no se cumplió la agenda de Octubre Negro. En el periodo de mayor bonanza económica, la deuda externa estaba concentrada principalmente con acreedores multilaterales, llegando al 91,5 % del saldo adeudado. Desde 2006, con la nueva política de endeudamiento aplicada por el Gobierno, las fuentes de financiamiento se diversificaron, y a marzo de 2018 se componen de la siguiente forma: El BID con el 27,4 %, en segundo lugar la CAF con 24,5 por ciento, en tercer lugar los inversionistas de Bonos Soberanos con el 20,9 por ciento, en cuarto lugar el Banco Mundial con el 8,8 por ciento, seguido de la República Popular China con una participación del 8,0 %, y otros acreedores con el 10,3 % del total.

La deuda externa de 2.443 millones de $us. en 2005, en este gobierno se incrementó a 9.557 millones de $us. en 2018, con tendencia a subir. Existe un déficit de 8,32 % del PIB, hay un incremento de $us 66 millones de subvención e incentivos, que anula el incremento que se tiene en el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH).

Son 5 años consecutivos de déficit fiscal y creciente y además el Gobierno sigue proyectando niveles altos de crecimiento a costa del déficit y, por lo tanto, de endeudamiento, que podría ser un tema preocupante, bajo el actual modelo económico impulsado por el Keynesianismo Populista y los efectos del manejo de esta deuda sobre la inversión pública, que es el motor de nuestra economía. El PIB es un indicador macroeconómico muy importante para medir nuestra economía que depende de la “demanda interna”, sin tomar en cuenta que nuestro mercado es muy reducido y no existe alguna política de apertura de mercados de productos no tradicionales, se mantiene el modelo primario exportador, transfiriendo valor agregado que genera empleo para otros Estados.

En cuanto a la deuda interna, el gobierno contrajo de las AFPs (de nuestros ahorros para tener jubilación digna) 5.000 millones de $us., el BCB otorgó créditos a YPFB, ENDE, Easba, Seguridad Energética, Seguridad y Soberanía Alimentaria, más los Bonos y otras empresas que son deficitarias, como Huanuni que dejó de ser rentable; la deuda interna llega a $us 9.300 millones de $us, si se suma los 9.557 millones de $us, alcanza a 18.857 millones de $us de deuda total. Si las empresas fracasan y no pagan, el Banco Central puede pasar la cuenta al Tesoro General de la Nación y pagaremos las y los ciudadanos, sea con impuestos o sufriendo la inflación.

Y si el sistema financiero retira sus depósitos del BCB, que son parte importante para la inversión de proyectos del Estado, entonces el BCB se verá obligado a vender sus activos internacionales o imprimir dinero si el Sector Público No Financiero (SPNF) requiera retirar sus depósitos. Con esta política se pretende dejar a los sucesores deudas gigantescas que restringen notablemente sus posibilidades de lograr gestiones exitosas.

La autora es Economista – Abogada Constitucionalista.