Fue engañada, como los aborígenes descubiertos por los españoles, con oropeles, quedando enclaustrada, con la imposición fraudulenta de que recuperando la libertad de comercio y aduanera y un ferrocarril, los invasores compensaban la pérdida del Litoral. El tratado concebido candorosamente como un acuerdo bilateral resultó un negocio de beneficio unilateral para Chile.
Así, concluyó el fraude de la paz, condenando a Bolivia a su enclaustramiento y a ceñir la cadena de vasallaje indigno, con el beneplácito de los liberales y la oligarquía traidora de Bolivia. Chile impuso un verdadero colonialismo sobre Bolivia, que persiste hasta hoy, contra toda noción de igualdad y dignidad entre las naciones.
- El Tratado de Paz y Amistad de 20 de octubre de 1904 fue el epílogo de la cínica y brutal conminatoria del ministro plenipotenciario chileno Abraham Konig, quien concluyó que las bases propuestas “deben ser consideradas no solo como equitativas, sino generosas”. Conceptos que son injuriosos y debe avergonzar a los bolivianos haberlas tolerado.
Pero esta truculenta historia, debe avergonzar más a Chile que forjó su grandeza con el saqueo y usurpación a sus vecinos. Los pretextos de un cargo legítimo a una empresa privada de 10 centavos en quintal de salitre exportado y el presunto descubrimiento de un tratado de alianza defensivo, llevó a Chile a la aventura de expoliar a dos países y cobrarse como indemnización de guerra extensos territorios, recursos naturales cuantiosos y fabulosas riquezas y contribuciones, con la Ley del Pirata en pleno Siglo de las luces. Si esté fuera el camino para lograr el enriquecimiento y la prosperidad, todos se dedicarían a usurpar al vecino.
- Para Chile, el Tratado de 20 de octubre de 1904 es la conclusión del régimen de la tregua, así como de la supuesta guerra en suspenso, después de 25 años de fraude y zozobra de Bolivia; el tratado concluye las emergencias de la agresión chilena iniciada el 14 de febrero de 1879. Y como indemnización del “sacrificio sufrido por Chile en todo orden de cosas”, se apropia del territorio del Litoral boliviano, de sus riquezas y de bienes fiscales y municipales, a cambio de compensaciones del pago de créditos privados a ellos mismos, una inversión de ferrocarril que le produjo pingues utilidades y recuperación de inversión en 15 años. Las 300.000 libras esterlinas no equivalen a los miles de millones de renta percibidos por Chile en 25 años de ocupación del territorio apropiado, ¡que para nada contaron! El negocio más lucrativo realizado por Chile en toda su historia cambió su imagen del miserable “roto”, en señor de levita y bastón. ¡Y todo esto sucedió con la complacencia y consentimiento de la “hermandad y solidaridad americanas”!
- Pero todavía están el territorio entre los paralelos 23 y 24; el que se encuentra dentro del arco del río Loa con Chuquicamata incluido; los traspases de territorio en la frontera; y el mar con sus islotes en el océano Pacífico que Chile ocupa sin título legal.
En resumidas cuentas, la demanda marítima boliviana ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya fue otro engaño, una sofisticación que nos llevó al fracaso, cuando debíamos usar el Tratado de 20 de octubre de 1904 como el mejor instrumento para la reivindicación marítima.
EL FRAUDE DE LA PRESUNTA HOSTILIDAD DEL TRATADO DE ALIANZA PERÚ BOLIVIANA
Otra superchería está en el presunto descubrimiento de Chile, del Tratado de Alianza Defensiva suscrita entre Bolivia y el Perú, el 6 de febrero de 1873, que lo denuncia el gobierno chileno como una conjura de ambos países contra su seguridad, lo que le sirvió de otro pretexto para declarar la guerra al Perú.
Ya se ha demostrado que Chile tuvo conocimiento de esta alianza de manera contemporánea a su celebración. Y nadie puede tergiversar la finalidad defensiva de dicha alianza, ni tornarse ofensiva contra ningún país específico, por ser eminentemente previsora, no contra Chile, sino contra cualquier potencia extranjera.
El tratado de alianza defensiva de 1873 fue el pretexto de última hora que esgrimió Chile para llevar la guerra al Perú; sin que una alianza constituida anteriormente entre Bolivia y el Perú en el Art. 3º del Tratado de Paz y Amistad de 5 de noviembre de 1863, hubiera causado preocupación alguna. Igual alianza estaba acordada en los tratados celebrados en Lima el 23 de enero de 1865. Es que la ambición de Chile era imparable.
De esta forma Bolivia peleó en esa guerra como aliada del Perú y no a la inversa, de lo que emerge otra consecuencia, que es que Chile nunca hizo guerra a Bolivia en su territorio, derivando la otra falacia de que Chile no fue vencedor de Bolivia para haberse embuchado tanta fortuna a título de indemnización de guerra.
¡Chile se apropió de los territorios bolivianos gratuitamente!
BIBLIOGRAFÍA
“El Tratado de 1904, la Gran Estafa”, segunda y tercera edición; Nulidad de una apropiación chilena, Territorio de los paralelos 24 al 23”; “El Fraude de la Guerra y de la Paz” (Plural editores), del autor de esta columna.
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