Es un crimen rechazar ayudas humanitarias

El ciudadano común boliviano considera que es un crimen rechazar la ayuda humanitaria de alimentos y medicinas que ofrecieron los países de Latinoamérica y Estados Unidos, para que el pueblo de Venezuela pueda hacer frente a la grave crisis humanitaria, política, económica y social por la que está atravesando desde mucho tiempo atrás. Entiéndase bien, por un simple capricho del dictador socialista Nicolás Maduro, en un acto sin precedentes ordenó que tanques de guerra impidieran el paso en la frontera que conecta a Colombia con Venezuela. También ordenó que varios camiones cargados de ayuda humanitaria fueran quemados por milicianos chavistas.

Jurídicamente, a nivel continental, esto constituye un acto criminal, propio de desquiciados, que en pleno Siglo XXI no se puede tolerar. Se impone la intervención inmediata de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), para que dicha ayuda humanitaria de alimentos y medicinas llegue al pueblo enfermo y hambriento. Además, que se permita que fuerzas militares conjuntas de los países democráticos reestablezcan la paz y tranquilidad de un pueblo hermano como el venezolano, que ha tenido la desgracia de caer en manos de dos desquiciados socialistas, Hugo Chávez Frías -cuya muerte misteriosa en la Cuba Socialista merece una profunda investigación a nivel internacional- y Nicolás Maduro.

Y es que resulta incomprensible e inhumanitario, desde todo punto de vista, que el ejército de Venezuela, al igual que otros ejércitos del mundo, que tienen por misión específica hacer respetar las Constituciones Políticas de sus países, sean los primeros en desconocerla y, peor todavía, prestarse a mantener en el Poder gubernamental a verdaderos asesinos de sus pueblos y eliminando a sangre fría a quienes no comulgan con el socialismo, ya sea en cárceles, recintos policiales o en plena vía pública.

Por todo lo anterior, se deberá hacer, de una vez por todas, que el déspota Nicolás Maduro y los sátrapas del Ejército, Guardia Nacional Bolivariana y paramilitares armados que los secundan, sean vencidos por las fuerzas liberadoras conformadas por todos los países democráticos del mundo. Los principales autores intelectuales y materiales, es decir, los altos jerarcas del Ejército y la Guardia Nacional Bolivariana, que hicieron gala de su accionar criminal ante un pueblo desarmado y sometido a la brutalidad socialista, deben ser procesados, enjuiciados y sentenciados a largas penas carcelarias, como una advertencia a los aprendices de dictadorzuelos, en cuanto a que su fin será el mismo. ¿Verdad que sí?