Dilema de devaluar

Desde que Luis Arce Catacora retornó al cargo de Ministro de Economía volvió la incertidumbre y la relación del gobierno con el sector privado se ha hecho tensa.

El cruce de opiniones con Asoban no ha concluido con un ganador claro. Lo último que dijo el ministro fue que los bancos tenían 812,5 millones de dólares en el exterior, que deberían repatriar para apuntalar a la economía nacional.

Y Asoban respondió diciendo, de manera muy diplomática, que recomienda al gobierno eliminar gradualmente las tasas reguladas debido a que la medida afecta a los bancos, “ya que limita el riesgo que debe imperar en todo negocio que trabaja con fondos de terceros”.

Es decir que los bancos no se resignan a haber aceptado que el gobierno ponga las tasas de interés que ellos deben aplicar a sus operaciones, algo que no ocurre en otro país de la región.

Arce Catacora ha traído también algunas incertidumbres, aparte de sus encontronazos con el sector bancario.

En medio de este carnaval de informaciones, pocos han reparado en que el Ministro de Economía ha dejado abierta la posibilidad de una devaluación de la moneda.

Uno de los pocos que han advertido este anuncio es Mauricio Ríos García: “si bien no se prevé una devaluación cambiaria para financiar el déficit (el ministro), se han ocupado de añadir la condicionante de “salvo un efecto fuerte” (de los factores externos), dejando un flanco abierto para todo tipo de interpretaciones”.

Este analista advierte que hay un “ajuste” en curso, que está demorado desde 2014, cuando el propio presidente Morales advirtió que, con la caída de los precios de las materias primas, era preciso encontrar expertos que ayuden a diseñar soluciones.

Se nota que no aparecieron ni los expertos ni las soluciones y que ahora, dice Ríos García: “el ajuste es todavía demasiado tímido en relación con lo necesario, y que en realidad se sigue pensando que algún día, al aumentar el gasto público aumentará el crecimiento, que el crecimiento incrementará la recaudación, y que la recaudación reducirá el déficit. Claramente, esto no está sucediendo ni va a suceder…”.

Todo esto muestra que hay demasiados ruidos, y muy fuertes, que se producen en la conducción de la economía legal. Lo curioso es que se dan en medio de la campaña electoral, cuando se supone que la estrategia recomienda callar todas las posibilidades de incertidumbre.

Por el momento, los ahorristas no están alarmados.

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