La alegría y el colorido caracterizaron la entrada del Jisk’a Anata. Los paceños bailaron y cantaron junto a una variedad de danzas autóctonas de La Paz y de otras regiones de Bolivia.
La celebración se realiza como forma de relacionamiento con las raíces culturales del mundo aymara. En esta entrada folklórica, se pudo apreciar una gran cantidad de bailarines que interpretaron danzas autóctonas de varias partes de la ciudad y del país.
El baile tarijeño, la chacarera, la saya afroboliviana, con integrantes jóvenes y las waca wacas mostraron el esfuerzo que conlleva danzar con varias polleras puestas; entretanto, el salay brilló con luz propia.
Por otro lado, a comparación del Gran Poder, el Jisk´a Anata no presentó morenadas, baile típico del departamento paceño, que no falta en ninguna festividad regional.