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Según Iván Arias

Eje político, pero olvidado por gobernantes del país

En el proceso de reducción del área de producción, las familias alteñas ocupan cada vez con mayor fuerza, diferentes actividades del comercio informal y el empleo precario, aseveró el analista


El comercio, de todo tipo de artículos, domina las principales calles de la ciudad de El Alto, casi todos los días existen ferias en diferentes zonas.

El analista y asesor de entidades municipales, Iván Arias, aseguró que la ciudad de El Alto a sus 34 años, continúa siendo un eje político, pero no económico, ante el abandono de la política central para lograr una inversión en las áreas productivas.

“Así como Santa Cruz es el eje económico, El Alto es el eje político. No se puede pensar Bolivia, sin tomar en cuenta a la ciudad de El Alto, este es el poder que tiene y es un poder importante, tanto así que desplazó a la ‘hoyada’ y todas sus villas, que antes era, hoy es El Alto y sus 14 distritos municipales”, expresó.

Arias observó como uno de los mayores problemas de esta urbe, que el poder político, no está acompañado de un poder económico que se perdió. Recuerda que hace 10 años, se hablaba de la urbe alteña como el Shanghái boliviano, porque se había asentado la gente más productiva, del rubro industrial, “El Alto no tiene árboles, pero estaban los más grandes carpinteros, no tiene llamas, vicuñas, pero estaban los más grandes textileros, no tiene oro, pero estaban los más grandes orfebres, no tiene fierro o hierro, pero estaban los más altos metalmecánicos, así era una ciudad que exportaba dentro y fuera de las fronteras del país, desde el Atpda y otros, todo eso fue cayendo al no existir una política a la producción nacional”, detalló.

El analista recuerda que parte de las empresas de producción, como fue Enatex, entre otros, en los últimos 10 años, no solo redujeron la producción, ante la ausencia de inversión y nuevas políticas de exportación, quedando El Alto, en este último tiempo, con un poder político, pero con una débil y reducida actividad productiva.

Pero en este proceso de reducir el área de producción, las familias alteñas ocupan cada vez con mayor fuerza, diferentes actividades del comercio informal, el empleo precario, como establece el mismo informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), el 2015, junto con un informe de la Defensoría de la Niñez, observaba que cerca de 320 menores, trabajan en la Ceja de El Alto, en condiciones de explotación laboral, en vía pública. Mientras que la Asociación de Niños, Niñas, Adolescentes y Trabajadores (Asonats), establece que cerca de 30.000 menores de edad, de ambos sexos, que desarrollan actividad laboral, el 60% ocupa el comercio informal.

Mientras que la Defensoría del Pueblo del 2015, denunciaba que los menores en el ámbito del comercio informal trabajan más de ocho a 12 horas y perciben un ingreso menor al salario mínimo nacional, además de no ser defendidos por el Ministerio del Trabajo, sobre sus derechos laborales. Hoy esa misma instancia simplemente calla las condiciones precarias en que están siendo sometidos al trabajo los adolescentes y menores.

Para Arias, este ámbito de empleo y la creación de industrias, es la deuda pendiente del actual Gobierno, que ingresó gracias al accionar político de la ciudad de El Alto el 2003, donde se aprueba la agenda de octubre, como resultado de la Guerra del Gas, pero que hasta la fecha no se cumple en su totalidad, en el rubro económico.

“A diferencia de Santa Cruz, El Alto debería ser la ciudad industrial (...), el país vive el bono demográfico, que significa que existe un mayor grupo de jóvenes en edad productiva de 14 a 19 años, muchos de ellos en la ciudad de El Alto, donde se encuentra el bono demográfico, pero que no encuentra empleo, no tiene recursos para capacitarse, siendo incluido, solo en sus propios grupos como son el caso de las pandillas”, observó.

Para el analista, Iván Arias, uno de los deudores más grandes de la ciudad de El Alto, es el actual Gobierno, al haber suplantado la agenda del 2003 que hablaba de una ciudad industrial por coliseos, canchas de fútbol, teleféricos, “que afecta el transporte público” y solo cumplir a medias con un hospital de tercer nivel, que tiene una atención de primer nivel al no tener atenciones de quirófano, terapia intensiva u otras especialidades por falta de equipamiento y designación de ítems médicos.

“Lo único que hizo el Gobierno, fue poner un mal alcalde, como fue la gestión de Edgar Patana, obras no productivas y se convierten como los espejos españoles sus regalos, que no son sustanciales para la población alteña que es de más de un millón de habitantes”, observó.

Para el analista, El Alto requiere mayor inversión no solo en la creación de industrias, sino en obras de alcantarillado, servicios básicos en los 14 distritos municipales, empleo formal, “por lo tanto el Gobierno debió hacer un plan Marshall, pero no para robar, por lo tanto, esa es la deuda y el mal agradecimiento de los actuales políticos del partido en función de Gobierno que no perciben que El Alto, puede decidir en contra de la actual política”, concluyó.

 
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