Sustituye tus quejas por expresiones de gratitud

Existe una forma oculta e insidiosa de pensar, sentir y enviar pensamientos negativos a otras personas, que por supuesto, de manera invariable y segura nos retornan a nosotros mismos.

El acto de pensar negativamente es tremendamente destructivo y acumulativo y produce muchos “malfuncionamientos” de nuestro organismo físico, pues si vivimos envenenándonos con nuestras quejas subconscientes o automáticas, con nuestros lamentos o con lágrimas culposas, el resultado no puede ser positivo, alegre, feliz ni exitoso.

Dentro de mi percepción y de mi experiencia he ido observando y descubriendo que la mayor parte de las personas que conocí en mi vida, tenían modos y momentos de quejarse sin darse cuenta de que las quejas bloquean las soluciones que necesitamos tener para resolver los problemas de nuestra vida.

En un momento de ira, las palabras que salen son de queja, cuando culpamos a otros de nuestra desdicha, esas palabras que mencionan esas situaciones expresan quejas o lamentos y así sucesivamente, las quejas al igual que las maldiciones o las automaldiciones, producen su efecto insidioso en nuestra salud tanto física como emocional.

Al hacer una lista de todas las quejas que tenemos en nuestra vida, hacemos que las conductas “quejarse” vayan emergiendo desde las profundidades de nuestro subconsciente hasta la luz de nuestra conciencia.

Lo primero que hay que hacerse después de haber redactado nuestra lista de quejas es tomar la decisión de sustituir las quejas por actos verbales de gratitud aún por las cosas desagradables que tengamos que vivir y experimentar.

El resultado es asombroso, cuando dejamos de quejarnos y comenzamos a agradecer mentalmente o verbalmente por las experiencias dolorosas, conflictivas o desagradables, y si lo hacemos realmente, iremos descubriendo que todas las quejas subconscientes que teníamos, automáticamente y casi sin darnos cuenta, iremos borrando una a una todas las experiencias dolorosas que iban sucediendo en nuestra familia.