Se volvieron de sangre caliente
California (EEUU).- Aunque la mayoría de las personas sobreviven a ataques cardíacos, el tejido cardíaco suele sufrir daños irreparables. A diferencia de muchas otras células del cuerpo, una vez que están lesionadas, las células cardíacas no pueden regenerarse, según un estudio de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos).
El problema puede remontarse a los primeros antepasados mamíferos: perdieron la capacidad de regenerar el tejido cardíaco a cambio de endotermia, o como se conoce coloquialmente, la 'sangre caliente'.
Los primeros mamíferos eran pequeñas criaturas parecidas a roedores que emergían en un mundo dominado por animales de sangre fría. En lugar de competir directamente, desarrollaron una estrategia novedosa que les permitió ocupar nuevos nichos: la endotermia.
Mientras que los animales de sangre fría, incapaces de regular su propia temperatura corporal, fueron rehenes de condiciones climáticas siempre cambiantes y relegados a climas templados, los mamíferos de sangre caliente pudieron propagarse por climas más fríos y prosperar de forma nocturna.
Pero, como muestra el nuevo estudio, esto tuvo un coste elevado. Este avance evolutivo marcó el comienzo de la era de los mamíferos, pero dejó a los humanos modernos vulnerables a daños irreparables en los tejidos después de un ataque al corazón. "Muchos de los vertebrados pueden regenerar partes y órganos del cuerpo, incluido el corazón, pero la mayoría de los mamíferos no pueden. Esta característica se perdió en algún lugar de la transición de ectoterma a endoterma", explicó el autor principal del estudio, Guo Huang.
A primera vista, no hay una conexión obvia entre la capacidad de un mamífero para regular su temperatura corporal y su incapacidad para reparar el daño cardíaco. Pero el nuevo estudio, publicado en la revista 'Science', revela que estos rasgos biológicos aparentemente dispares están inextricablemente unidos por las hormonas tiroideas.
La glándula tiroides produce un par de hormonas bien estudiadas que se sabe que regulan la temperatura corporal, la tasa metabólica y la función normal del corazón. Debido a su papel crítico en la promoción de la generación de calor para mantener la temperatura corporal, estas hormonas se han considerado como la fuerza impulsora detrás de la transición evolutiva de la sangre fría a la sangre caliente.
Pero el estudio de Huang reveló que estas hormonas también son responsables de apagar la división de las células cardíacas, lo que evita que el tejido cardíaco se repare a sí mismo después de una lesión. Este descubrimiento representa la primera conexión demostrada entre las hormonas tiroideas, el desarrollo y la reparación cardíacos y la evolución de la endotermia.
El equipo de Huang adoptó un enfoque multiespecífico, comparando la ploidía de las células cardíacas (el número de copias de cada par de cromosomas en una célula) en 41 especies diferentes de vertebrados. La ploidía está estrechamente vinculada a la capacidad de una célula para dividirse y replicarse.
Prácticamente todas las células animales que se dividen activamente son diploides, que contienen solo un par de cada cromosoma, una copia heredada de las madres y otra de los padres. Por el contrario, las células poliploides contienen copias múltiples de cada par y generalmente no pueden dividirse.
Este enfoque comparativo reveló una clara conexión entre la ploidía y la temperatura corporal. Los animales de sangre fría (peces, anfibios y reptiles) tenían células del corazón que eran en gran medida diploides y respondían a las lesiones cardíacas aumentando la división celular. (Europa Press)
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