Ha causado extrañeza en la opinión pública la propuesta de un ex Vicepresidente de la República: que las mujeres puedan portar armas para defenderse de posibles abusos. La propuesta por sí misma es impertinente y contraria a la mujer que, en todo caso, merece respeto y consideración hasta para sugerirle uso de cualquier forma defensiva utilizando armas de cualquier clase.
Es evidente que la mujer no siempre puede defenderse de abusos cometidos por sus cónyuges o por extraños por causas de violación o amenazas a su integridad física; pero, reclamar armas para ellas no es lo apropiado ni conveniente. Muchas veces se ha sugerido que las mujeres, desde temprana edad, desde la adolescencia, aprendan artes marciales para que se defiendan. Esta forma de defensa no entrañaría peligro alguno para ellas y menos daría la posibilidad de recurrir a medios armamentistas para defenderse, ya que, en algunos casos, podría proliferar y convertirse en una vía para cobrar venganzas o cometer crímenes que no siempre se puede evitar en el diario vivir de una sociedad, por actos de machismo o cobardía de hombres.
La mujer, por su condición de tal, de estar destinada a ser madre, luego de ser esposa, hija y descendiente de una familia, no puede ni debe estar sujeta a la posibilidad de portar armas de alguna clase. Que tiene derecho a defenderse ante agresiones o brutalidades, posee todo el derecho, pero sin llegar a los extremos mencionados.
La sugerencia, lanzada en momentos menos convenientes y dirigida a las mujeres, debe ser reemplazada con acciones punitivas que señalan las leyes cuando se comete los abusos y no quedar todo ello en el profundo pozo de las promesas sobre investigaciones y sanciones a los culpables, pero que casi nunca se cumplen. No debe seguir la matanza de mujeres, tampoco las violaciones o asaltos a los que son sometidas muchas de ellas. Hasta ahora, existe, prácticamente, inmunidad e impunidad para violadores y asesinos, ya que si bien se apresa en algunos casos, no hay tribunal que los condene con la cárcel; este hecho es una especie de “carta blanca” para que el abuso sea cada día mayor y proliferen los crímenes contra las mujeres.
Es, pues, contrario a toda norma de respeto y consideración la propuesta de “armar a las mujeres”, además que, en su caso, casi ninguna estaría dispuesta a utilizar esos instrumentos porque no está en la forma de ser de ellas, ni la vocación por la revancha ni existen las condiciones y circunstancias precisas para disparar un arma de fuego o, en su caso, utilizar un arma blanca. Que en muchos países se autoriza el uso de armas, es evidente; pero, en nuestro país aún existe un sentimiento de respeto y consideración por las mujeres que, lamentablemente, es violado por quienes no tienen noción de decencia, virtudes y condición humana. Lo que se debe hacer es reclamar a las autoridades de gobierno y judiciales para que sean aplicadas las leyes sin conmiseración alguna.
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