En Bolivia familias mueren por la extrema pobreza

El Art. 407.I de la CPE establece: “Garantizar la soberanía y seguridad alimentaria, priorizando la producción y el consumo de los alimentos de origen agropecuario producidos en el territorio boliviano”. Evo Morales NO garantiza la soberanía alimentaria, por el contrario, despilfarra nuestros ahorros y nos endeuda cada día.

Según la CEPAL, Bolivia es el país que menos redujo la pobreza moderada de la región, apenas 0,1% entre 2016 y 2017 y la extrema pobreza, solo 0,3% y también lidera el mapa de hambre. La FAO nos ubica con un 19,8% de la población subalimentada (carencia crónica de alimentos), De acuerdo con el estudio “La seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, Bolivia junto a Nicaragua (16,2 %) y Guatemala (15,8%) encabezan a los países con inseguridad alimentaria de la región, con factores comunes como la gran cantidad de población rural e indígena y la vulnerabilidad ante los efectos climáticos.

Según el Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia del PNUD, varias causas generan hambre y desnutrición en los bolivianos; como pobreza, falta de un empleo que otorgue más del salario mínimo nacional, costos de la canasta familiar, no tener acceso a servicios básicos, no tener vivienda propia, costo del transporte en ciudades y la disminución de la producción agrícola, por mencionar algunos factores

Evo Morales no garantiza la soberanía alimentaria, base para eliminar la extrema pobreza, porque dispone la importación de 16 alimentos básicos que se producen en Bolivia, como trigo, arroz, maíz, quinua, cacao, café, manzana, plátano, mandarina, piña, durazno, uva, cebolla, tomate, frijol y papa.

Solo en 2018 se importó 35 mil toneladas de manzanas, según datos del (IBCE). En 2018 el déficit en la producción de papa ocasionó la importación de 4.600 ton de Perú, se importó más de 1.000 ton de chirimoya y sus derivados. La importación del tomate alcanzó a 6.943 ton en 2018. En el caso de las peras, en 2018 se importó 3.179 ton por un valor de 1,8 millones de Bs. El volumen de la importación de alimentos, entre el 2005 y 2018, osciló en 676.269,8 ton promedio al año. En tanto, la cifra llegó a alrededor de 6.562 millones de dólares, con casi dos millones de personas todavía subalimentadas.

La escasez de alimentos básicos hace que los niños tengan retraso en crecimiento y en desarrollo intelectual, riesgos durante el embarazo para las mujeres y mayor propensión a padecer enfermedades para toda la población desnutrida. No olvidemos a Eva, de 12 años, en El Alto, que murió de hambre por desnutrición crónica debido a falta de alimentos; sus padres sufrían de problemas mentales y sus 5 hermanos tenían desnutrición. En Yacuiba un padre mató a su familia por no poder cubrir ni siquiera su alimentación. Otra madre mató a sus niños por no resistir la vida de extrema pobreza, que se traduce en falta de alimentos. Según el Ministerio de Salud, en la gestión 2016 en el país hubo 304.133 casos nuevos de desnutrición de menores de un año; 201.239 casos nuevos de niños de un año a dos años, y 213.397 nuevos casos de niños menores hasta los cinco años de edad

Planteamos: 1) Reencauzar el modelo de desarrollo sobre la base de la agromegadiversidad. 2) Remodelar la educación, operativa y emprendedora, en producción y productividad de alimentos. 3) Despolitizar y desmercantilizar la Seguridad Alimentaria. 4) Políticas de incentivo al agro. 5) Categorizar y privilegiar al sector agropecuario, como estratégico. 6) Rescate y conservación del germoplasma de productos ancestrales andinos, como papa, maní, ají y frijol, parte de las fuentes de seguridad alimentaria de la población. 7) Mejoras en la competitividad del agro boliviano para que los productos nacionales sean más atractivos que los extranjeros. 8) La importación de alimentos producidos en Bolivia debe ser controlada con medidas de salvaguardia, arancelarias y no arancelarias.

La autora es Economista – Abogada Constitucionalista.