Gustavo Gonzales Castillo
Cada 23 de marzo se recuerda la invasión de Chile a Bolivia, que en forma abusiva se apoderó de 120.000 Km2 de territorio con 400 Km de costa marítima y sus riquezas naturales del litio, guano y cobre, ocurrida en la supuesta guerra del Pacífico del año 1879.
Ante estos atropellos y otros que se suscitaron a través de la historia, el 24 de abril de 2013 el Gobierno de Bolivia interpuso ante la Corte Internacional de Justicia, máximo órgano judicial de Naciones Unidas, una demanda contra Chile que obligara a “negociar de buena fe y de forma efectiva a fin de llegar a un acuerdo que otorgue a Bolivia un acceso pleno y soberano al océano Pacífico”.
Ustedes recordarán que el 1 de octubre de 2018, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU, por decisión de sus miembros con 12 votos contra 3, se pronunció en sentido de que Chile no está obligado a negociar con Bolivia una salida soberana al mar, rechazando de esta forma una demanda que La Paz interpuso ante este tribunal el 2013.
Lo novedoso de este caso es que Bolivia no pidió al tribunal de La Haya la devolución de territorios, ni la reforma del tratado existente. Esperaba que sancionara la obligación de Chile de negociar el diferendo “de buena fe, por considerar que existió vulneración de las promesas hechas por Chile en reiteradas oportunidades.
El pronunciamiento de La Haya ha causado mucho dolor y tristeza en muchos sectores del pueblo boliviano, llegando la noticia como si fuera una nueva invasión de Chile, y que todos los argumentos y caminos estuvieran cerrados para adelante. No debería ser considerado así…
¿La resolución emitida por La Haya será la voz de Dios?, de ninguna manera, el pronunciamiento de la CIJ está por debajo de la justicia celestial, esta decisión no acabará con la controversia, todo lo contrario, con el fallo se abre un nuevo ciclo para la demanda marítima de Bolivia.
La voluntad de Dios, al crear a la República de Bolivia con sus territorios de Antofagasta, Cobija, Calama, Tocopilla y Mejillones, y con acceso al mar, nadie la podrá cambiar, ninguna persona, ningún país que invada, ningún organismo internacional que no lo interprete así. Esta decisión, sí, no se discute. Por lo tanto, no renunciaremos hoy ni mañana. Tarde o temprano recuperaremos el mar cautivo. La demanda marítima para todos los bolivianos sigue latente y vigente.
Por este motivo, los bolivianos debemos pensar y plantear nuevas estrategias de Estado para la recuperación del mar en forma unida.
Cada 23 de marzo seguiremos reclamando, al mundo entero, justicia y seguiremos marchando en demanda del mar. Viva Bolivia.
El autor es ex Presidente del Colegio de Auditores de Bolivia.
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