La revolución tecnológica, llamada también “Cuarta Revolución Industrial”, que avanza vertiginosamente en el mundo, está poniendo en vilo a la humanidad por las consecuencias funestas que traerá para el mercado laboral, causando desocupación descomunal para los trabajadores. Se dice que en pocos años, centenares de actividades humanas serán reemplazadas por máquinas inteligentes o robots, ocasionando la desaparición de millones de empleos en el mundo.
Para que se dé esa alarmante situación para la humanidad, como dije en una nota anterior, hay políticas muy avanzadas en países desarrollados o llamados del primer mundo. Nuevas tecnologías con inteligencia artificial o robótica actualmente ya son aplicadas en muchos de esos países. Precisamente, como consecuencia de ello, hay una alta tasa de desempleo que alcanza alrededor de 200 millones de desocupados en el mundo, actualmente, y se pronostica que para el año 2030 desaparecerán más de 2.000 millones de empleos de todas las áreas del quehacer humano. Esto será lapidario para la humanidad.
En América Latina, el índice de desocupación laboral, en los últimos tiempos, ha aumentado exponencialmente, alcanzando alrededor de un 70 a 80 por ciento de personas en edad laboral, desocupadas. Ante la imposibilidad de obtener empleos seguros, si los consiguen son precarios o temporales, con contratos fijos, lo que ocasiona la existencia de legiones de trabajadores desocupados, y permanentes protestas sociales en la mayoría de los países de la región. También ocasiona un alto índice de migración hacia países con mayor desarrollo económico e industrial, como EEUU y/o Europa.
En Bolivia, la falta de empleo es aún más grave y alarmante porque no hay fuentes de empleo, ni para intelectuales ni para trabajadores manuales, en ninguna de las áreas laborales, lo que afecta, principalmente, a jóvenes profesionales o recién egresados de carreras universitarias. Por esa razón, este contingente de desocupados se ve obligado a buscar otras opciones de vida para sobrevivir, como el comercio informal o el contrabando, en algunos casos, hasta dedicarse a actividades ilícitas como el tráfico de estupefacientes, trata y tráfico de personas, etc. Recientes estudios muestran un alarmante cuadro de desocupación en el país.
Esta situación, por demás crítica y preocupante, también está causando el crecimiento exponencial de la delincuencia y la inseguridad ciudadana. A diario se conoce noticias sobre asaltos, secuestros, crímenes, etc., atribuibles, generalmente, a personas desocupadas o sin alguna ocupación laboral, que ponen, frecuentemente, en zozobra las vidas de ciudadanos. También es un factor para que haya un alto grado de alcoholismo y drogadicción, que es un flagelo para la sociedad.
Pero nuestras autoridades parecen no percatarse de esta triste realidad que vive la sociedad boliviana. Por todo ello, se puede colegir que las próximas elecciones generales podrán ser ganadas por la organización política que, en su programa de gobierno, oferte la creación de mayores fuentes de empleos seguros y dignos, para la satisfacción de la población que lo reclama, clamorosamente.
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