Clepsidra
Cuando pensamos que el populismo da sus patadas de ahorcado y está de salida del escenario político latinoamericano, donde estuvo presente por dos décadas, y dejó aún pequeños reductos de su maléfica presencia, hete ahí que México, una de las naciones más grandes de nuestra América, tardíamente ha caído presa de esta peste, al colocar en el solio presidencial a Andrés Manuel López Obrador, más conocido por el acrónimo de AMLO, como un vector de esta pandemia que ya parecía superada.
En efecto, este provecto anciano arremetió con vocación de tractorista contra el Papa y el Rey de España, mediante una carta donde les exige pedir perdón a los pueblos originarios, por las violaciones cometidas durante la llamada “conquista”. Algo así, como si Israel exigiese al Vaticano el pago de los gastos que subvino la Última Cena de Nuestro Señor Jesucristo y sus apóstoles.
Esta hilarante, como ridícula petición del mandatario azteca tardó menos de un segundo en viralizarse por las redes sociales, concitando la justificada repulsa de relevantes personalidades de la cultura, como el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quien durante la inauguración del VIII Congreso de la Lengua en Córdova- Argentina, donde estaban presentes los reyes de España dijo, en alusión a la carta: “Tendría que habérsela enviado a sí mismo y responder por qué México, que se incorporó al mundo occidental hace 500 años y desde hace 200 disfruta de plena soberanía como país independiente, tiene todavía a tantos millones de indios marginados, pobres, ignorantes y explotados”.
Asimismo, semejante dislate demuestra la inexorable decadencia de esa izquierda populista que, bajo el rótulo del Socialismo del Siglo XXI y bajo la férula del Foro de Sao Paulo ha gobernado a varios países del continente, echando mano a esa suerte de frases hechas, demagógicas, vacías de contenido y llenas de impostura, como aquella otra reciente frase inmortal que este Obrador acaba de acuñar en su vasto repertorio progresista: “Los pobres son como los animalitos a los que hay que darles de comer porque tienen sentimientos”.
Como prueba de la citada aseveración, curiosamente reconocida por Evo Morales, en ocasión de asistir a un rabioso discurso, que el gobernador de Cochabamba lanzó contra España y contra el colonialismo español, el expresidente de ese país, José Luis Rodríguez Zapatero, que se encontraba presente en dicho acto, expresó su molestia y justificado reclamo al mandatario anfitrión, diciéndole: “presidente, este gobernador se está pasando”, a lo que Morales le respondió: “No te preocupes, esto aquí es lo habitual y hay que decirlo, pero nadie le hace caso, pero yo quiero a España”. ¡Soberbia clase de protocolo ramplón, que no tardó en reproducirla el elegante presidente mexicano!
Con semejante sabiduría, sólo nos resta dilucidar lo siguiente, o AMLO se está burlando de nosotros o, como buen Obrador, simplemente se está obrando en la historia.
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