Al margen del funcionamiento del Sistema Único de Salud (SUS) que aún es muy precario, hay angustia en los enfermos que se ven obligados a recurrir a los hospitales en pos de atención, por la falta de insumos, equipos, medicamentos y capacidad en camas; hay preocupación por la inexistencia de suficientes médicos y enfermeras; por supuesto, no faltan los casos en que se lamenta la falta de especialistas que puedan atender las diferentes enfermedades.
Pacientes muy severamente afectados por algún mal hacen largas colas en nosocomios, esperando atención y, generalmente, cuando les llega el turno, acaba el horario indicado y surge la consabida frase: “Tienen que volver mañana porque ahora se terminó la atención”. Y esto no es todo, porque lo grave es que muchas veces quienes esperan en pasillos o puertas de consultorios reciben mal trato de parte del personal del hospital y ello lastima y hace más susceptibles especialmente a ancianos que “no han pedido enfermarse y menos han inventado las enfermedades”, según explican algunos de ellos.
La extrema pobreza en que se debate la mayoría en el país da lugar a que los servicios iniciales del Servicio Único de Salud no sean suficientes y menos lo efectivos que deberían, son centros que tardarán mucho en organizarse debidamente y sobre todo contar con los profesionales necesarios y más aptos para el desempeño de sus labores. Creer que el Seguro Único de Salud funcionará “excelentemente” porque el decreto de su creación así lo dice, es una utopía, porque una cosa es lo que diga la disposición y otra, muy diferente, la práctica, la atención a quienes acuden porque adolecen de alguna enfermedad. Tanto médicos como enfermeras y personal administrativo tendrán que tomar conciencia de que la salud es un bien que es derecho de todos, que nadie es capaz de inventarse una enfermedad tan solo “para acudir al hospital y molestar a los médicos”.
En los hospitales del país hay deficiencias de toda clase, sea falta de quirófanos, camas, servicios primarios, carencia de médicos, mobiliario en mal estado, falta de equipos especializados, etc. Hay equipos antiguos que requieren reparación, pero la falta de repuestos por no contarse con dinero, hace que estén archivados o en depósitos donde se deterioran mucho más.
Por supuesto, como corolario de todo, hay muchas declaraciones por parte de quienes asumen el Ministerio de Salud sobre las excelencias que se ofrecerá, pero “del dicho al hecho hay mucho trecho”, que es preciso tomar en cuenta. Con ofertas de servicios excelentes no hay curación para enfermedades; lo que cuentan son los hechos que el gobierno tiene la obligación de atender; de otro modo, lo anterior al Seguro de Salud y lo existente ahora nunca serán efectivos.
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