Han pasado miles de años desde que el papiro en Egipto y otras sociedades de civilizaciones ya perdidas, ejercían el periodismo en sus más primarias expresiones. Los primeros años del Siglo XVIII marcan un hito trascendental en las comunicaciones impresas con la aparición del primer periódico en el mundo y desde esos casi inmemoriales tiempos, ya se hablaba de una división del periodismo informativo y un periodismo de opinión.
La evolución de la prensa dio paso a otras formas de periodismo, a las que a partir del 5 de abril de 1904 y por la visión de su fundador, José Carrasco Torrico, EL DIARIO decide desde entonces adscribirse en sus más de 41.000 ediciones, a lo más alto a que puede aspirar un medio de comunicación: al prestigio bien ganado, tanto por los millones de lectores en el territorio patrio, y desde luego, fuera de nuestros límites nacionales.
Como todo órgano de prensa, EL DIARIO también obedece a una línea ideológica que, en su caso, es la de inflexible defensa de la libertad; de los intereses nacionales y de los derechos ciudadanos. La decanatura del periódico que el lector tiene ahora mismo en sus manos, no es suficiente loa para referirnos a esta publicación periodística diaria, porque aunque no es fácil cumplir 115 años de existencia, los verdaderos méritos, los que avalan toda clase de elogios, son la rectitud y la honestidad con que cada número se ha distinguido al tratar temas tan sensibles en tiempos difíciles que Bolivia ha vivido, como el patriotismo y apego a la verdad con que ha tratado la información, en los disímiles gobiernos a los que ha pervivido.
Es decir, hacer un periodismo por tantísimas décadas, en un contexto político e ideológico tan engorroso como el de Bolivia, tuvo que significar no solo un riesgo para quienes con coraje desafiaron todo tipo de represalias, sino un verdadero desafío para mantener un apego a los códigos más exigentes de la ética y el profesionalismo que impone un periodismo sano y coherente.
En lo tecnológico, EL DIARIO ha pasado desde el melancólico impresor rotativo hasta el sistema offset. Empero desde aquel lejano 1904 hasta hoy, a cualquier tecnología impresora que el periódico haya recurrido, el sentimiento de Patria y el de verdad han sobresalido notoriamente, no obstante las conculcaciones a la libertad informativa y de opinión que en prolongados lapsos de nuestra vida republicana se vio obligado a resistir. No fue casualidad que el gobierno del Gral. Juan José Torres, de tendencia marxista, haya usurpado al pueblo su mejor instrumento para acceder a la información imparcial.
Por casi un año, la intolerancia de la dictadura privó a los bolivianos de lo que para entonces ya era patrimonio común de ellos. Y es que informar con idoneidad es virtud de la que no pueden presumir todos los medios de comunicación. El periódico más antiguo del país es también uno de los más preclaros de la prensa escrita en el subcontinente; pues por sus páginas ha pasado lo más granado de la intelectualidad continental: Franz Tamayo y Ricardo Jaimes Freyre, son nombres, por citar solo dos, que han dado lustre al periodismo de todas las épocas. Pero antes y después de esas cimas del pensamiento, insignes comunicadores han hecho de la noticia una expresión de veracidad; connotados cronistas han descrito fotográficamente los acontecimientos más luctuosos, como los más gratos que el momento exigía; y notables pensadores y analistas en todas las áreas han ilustrado, a través de las memorables páginas de EL DIARIO, a miles de lectores que se han nutrido de sus saberes.
Pero nada, absolutamente nada, se ha privilegiado a la defensa, sin claudicaciones, de los intereses nacionales. Y como el punto de partida del periodismo es el hombre, EL DIARIO ha tenido y tiene como principio el intercambio de contenidos de carácter estrictamente humanos; a eso se debe que haya alcanzado excelencia en la selección de profesionales e intelectuales, dirigidos a un pueblo que piensa y siente; dando sustento a una relación de valor para la sociedad.
El autor es jurista y escritor.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
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