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Abel Nina Vargas
La reflexión, la información y la divulgación acerca del acoso escolar han llevado a un cambio en su percepción tanto a nivel social como entre los estudiantes. El bullying tiene mayor visibilidad, está en conversaciones y todo tipo de comunicación que realizamos. Pero a pesar de esta mayor sensibilización y las iniciativas para seguir avanzando, incluyendo las actividades de formación, las encuestas e investigaciones siguen difundiendo cifras alarmantes sobre lo que ocurre con este tema.
Lo que nos proponemos reflejar es que esta mayor visibilidad ha dado lugar también a una gran confusión terminológica entre acoso escolar y una gran cantidad de conflictos de convivencia escolar. Un número quizá desmedido de estudiantes, y a menudo de sus padres, consideran que están siendo acosados, aunque si se analiza sus situaciones, más bien se debería hablar de otro tipo de problemas. El equívoco se potencia cuando muchas de las investigaciones se basan en preguntar a los propios alumnos si han sido o son objeto de acoso escolar, o bien si han sido testigos de algún caso.
Teniendo en cuenta esta confusión entre bullying y otro tipo de situaciones, entendemos que en la mayoría de los trabajos de investigación no se indaga sobre lo que entienden por acoso los estudiantes consultados. Por tanto, creemos que las iniciativas formativas que se realicen en el sistema educativo deberán apuntar no solo a sensibilizar ante estas situaciones, dirección en la que se viene trabajando, sino también a clarificar qué es acoso escolar y qué no lo es.
Somos conscientes de la magnitud del fenómeno del bullying, y todo lo que aún resta por avanzar, pero ¿realmente podemos dar como certeras las manifestaciones de percepción de acoso, real o no, expresados por los menores, en investigaciones que más tarde se da a conocer y generan alarma? La mayor visibilidad, un paso adelante y un camino que se debe transitar necesariamente, ha traído aparejado un crecimiento en la percepción de muchos estudiantes de estar siendo objeto de acoso escolar, opinión que comparten y refuerzan muchos de los padres.
Podemos delimitar los elementos distintivos del acoso escolar, los que se han venido manteniendo casi sin cambios en la literatura especializada, que es a su vez el punto de partida para administraciones educativas. “El acoso es una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede salir por sus propios medios”.
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