I
Mario Guzmán Ortiz
En el preámbulo de algunos trascendentales acontecimientos suelen circular noticias, una buena y una mala. Primero hablemos de una mala; en Bolivia los yacimientos de petróleo y gas estarían casi agotados; ahora una buena, en el momento actual que atraviesa el país, de una frágil situación energética; volverá a Bolivia la Energía Solar, después de 147 años de ausencia y olvido (EL DIARIO, septiembre 17, 2018).
El Gobierno de Bolivia ha ratificado su participación en el Acuerdo de París para desarrollar acciones en lo que corresponde al control y la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, que es la causa principal del calentamiento global del planeta y sus casi catastróficas consecuencias.
La transición energética Siglo XXI de los combustibles fósiles a las energías renovables está ya en pleno proceso a nivel mundial. En muchos países se desarrolla programas de aprovechamiento de las energías renovables.
La Energía Solar es el recurso energético inagotable, limpio, no polucionante, con suficiente capacidad de satisfacer todas las necesidades de energía de la humanidad, desde modestos usos familiares hasta grandes consumos comerciales e industriales, en forma de calor, electricidad, biocombustibles, alimentos y otras expresiones de la energía.
En Bolivia, la Empresa Nacional de Electricidad ENDE ha instalado generadores eólicos en Cochabamba y sistemas fotovoltaicos en Pando, Tarija y Potosí para la generación de electricidad y suministrar al Sistema Interconectado Nacional. No se tiene conocimiento de planes o programas de asistencia energética solar al consumidor individual en las zonas suburbanas y rurales del país.
La actual situación de la energía en Bolivia, en lo referente a los índices de consumo de la energía, acusa niveles alarmantemente bajos, que afectan negativamente al denominado Índice de Desarrollo Humano que evalúa las condiciones del buen vivir de la población. Según un indicador estadístico sobre la dotación de energía eléctrica en nuestro país, de solamente 190 vatios per cápita, solo por mencionar Chile dispone de 3.000 vatios per cápita; los países con más desarrollo hasta 10.000 vatios per cápita.
En el momento actual de la transición Siglo XXI, el hecho de ser un país poco consumidor de energía se constituye en una ventaja que ofrece los mejores condiciones para una eficiente introducción y utilización de las tecnologías de las energías renovables. Los habitantes suburbano, rural y aun el citadino en la transición energética no tendrán que efectuar cambios drásticos y costosos para adoptar las nuevas fuentes de energía para necesidades domésticas; la radiación solar ofrece un suministro gratuito del energético primario y, además, genera nuevas fuentes de trabajo.
La tecnología más desarrollada para el aprovechamiento de la Energía Solar es la transformación de la radiación incidente en calor de baja, media y alta temperatura, con suficiente capacidad para cubrir necesidades energéticas de pequeños consumos hasta la generación de energía eléctrica en gran escala.
En Bolivia, una sentida necesidad familiar en gran parte de la población suburbana y rural es disponer de agua caliente de baja temperatura para aseo personal y salud, especialmente de niños. Y para otros usos domésticos, con la instalación de un colector de tipo estanque de diseño y fabricación local se suministraría 120 litros de agua caliente por día a una temperatura promedio de 40°C.
En el país se tiene experiencia positiva en el uso y utilización de colectores solares planos para el suministro de agua caliente. Desde hace años se ha instalado centenares de colectores solares en viviendas, hoteles, clínicas y otros ambientes, y actualmente en el mercado local se tiene en oferta colectores solares de fabricación nacional e importados del tipo termosifón y de tubos al vacío.
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