Cuando se trata de atención a la salud en hospitales públicos, ante cualquier noticia en sentido de que tal o cual equipo o sección “funcionará normalmente”, surge en la población la pregunta: ¿Será permanente? Muchas veces los pacientes se han visto engañados al comprobar que muchas ofertas, promesas y buenas intenciones de autoridades del Ministerio de Salud no se han cumplido; ellos, los pacientes, con justa razón, se han sentido incómodos y frustrados porque están convencidos de que nada o poco se cumple de promesas y ofertas “para salir del paso”.
El pasado 2 de abril salió la noticia: “Quirófanos al día en función permanente”. La noticia, increíble para los más, ha causado alguna tranquilidad y esperanza en pacientes que esperaron mucho tiempo para ser atendidos para que el nosocomio al que acudieron llegue a tener los equipos necesarios y que los quirófanos funcionen con alguna normalidad. La noticia mencionada se refiere a que “el Hospital Obrero de la Caja Nacional de Salud puso en marcha los ‘quirófanos al día’ y que funcionarán a diario las 24 horas del día”.
La noticia, esperanzadora para los enfermos, cayó bien en pacientes de una lista de larga espera para conseguir una intervención quirúrgica. El caso del Hospital de la Caja Nacional de Salud en La Paz es, seguramente, una de las entidades que mejor atendió en quirófanos, especialmente por la calidad y buena atención profesional que presta el personal de médicos y enfermeras y la provisión casi normal de medicamentos; pero no ocurre lo mismo con la mayoría de hospitales que se encuentran prácticamente en vísperas de cerrar.
Algunos, como el caso del Hospital Galindo de la ciudad de Cobija, ya dio aviso a los pacientes de que “no habrá más atención porque suspenderá toda actividad en cuestiones de salud”. Como este caso, hay muchos en el país y, en la mayor parte, se desarrollan prestaciones provisionales “con lo que se tiene” y, a veces, con la atención privada de los profesionales y personal.
Esto no puede continuar porque es tiempo de que las autoridades de salud no justifiquen su trabajo con la promesa: “todo marchará debidamente” y nada haya para prestar la debida atención a pacientes que están graves y pendientes de ser atendidos. Querer, con estos antecedentes, que funcione el Servicio Único de Salud es, otra vez, incumplir con la población, porque las experiencias muestran cuán poco se ha hecho hasta ahora para atender la provisión de equipos, medicamentos, medios hospitalarios, camas y enseres a los hospitales; entretanto, y mientras haya posibilidad de cumplir las promesas, los pacientes seguirán esperando en corredores o volviendo de mañana en mañana para ver si pueden recibir atención para aliviar sus dolencias.
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