Los amplios sectores populares de la región, en particular aquéllos que fueron devastados por problemas socio-políticos, ya no dan crédito a las promesas de los “mesías” que dicen poseer poderes supremos y extraordinarios para liberar a los pueblos.
Es que las promesas fueron incumplidas totalmente. Se diluyeron en el tiempo y espacio. Y es que no generaron los resultados que habían sido anunciados con bombos y platillos. Se deterioraron, indudablemente, junto con quienes ofrecieron “el oro y el moro”. Junto con los que utilizaron las promesas como un instrumento demagógico para sumar incautos. Ciertamente que aquéllas han perdido toda credibilidad.
Y promesas incumplidas son lo mismo que hechos dolosos. Son los complementos de la praxis demagógica. Desgraciadamente lo practicaron, con raras excepciones, quienes jugaron a la democracia y a la dictadura. Lo hicieron muchos militares en el pasado mediato y también los civiles, o cívico-militares, en nuestros días. Para el colmo de males, eso sucedió en los cuatro confines del continente.
Esas promesas fueron meras palabras, pronunciadas en momentos emotivos, que el viento se los llevó, sin que hayan dejado rastro alguno. Pero existen algunos pocos que aún creen que se van a realizar tales promesas, pese que la historia marca perspectivas de cambio, de cara al Siglo XXI.
Los amplios sectores populares requieren, ahora más que nunca, respuestas efectivas, oportunas y prontas, para preservar la vida y no promesas que nunca se cumplirán. Promesas que despiertan falsas expectativas. Promesas que reflejan la mentira, la falacia y el oportunismo. Promesas que no contribuyen a solucionar problemas como el hambre, la miseria y las enfermedades. Promesas que están insertas en los problemas socio-políticos. Promesas que jamás se acabarán.
Los amplios sectores populares buscan superar y olvidar el pasado que fue una pesadilla, porque en vez de pan, recibieron una ráfaga de proyectiles. En vez de bienestar, hubo malestar. En vez de futuro, frustración. En vez de vida, muerte. En vez de democracia, dictadura. En vez de libertad, el miedo.
Buscan, asimismo, salir de situaciones en las que el dinero no alcanza ni para comprar una aspirina. Donde el salario ha perdido su poder adquisitivo. Donde el trabajador tiene que “estirar su haber mensual” para subsistir. Donde es un lujo poseer un dólar en el bolsillo. Donde la salud cuesta un ojo de la cara. Las promesas, por lo visto, están muy lejos de esta realidad.
En suma: los amplios sectores populares claman libertad, justicia y vida, a quienes detentan el Poder omnímodo.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |