Consumo de alcohol y violencia

La violencia doméstica contra la mujer y el consumo de bebidas alcohólicas son considerados problemas de salud pública. Entre todas las drogas, el uso de alcohol para beber constituye un grave problema para la salud pública, con consecuencias personales, familiares y sociales. En la actualidad, el alcohol es la droga preferida por los jóvenes, la que es considerada sumamente peligrosa, pues su consumo está asociado a una mayor probabilidad de tener problemas en el colegio, estar sexualmente activos, estar implicados en accidentes de tráfico y ser víctimas de crímenes violentos.

La conducta violenta, entendida como el uso de la fuerza para la resolución de conflictos personales, surge cuando hau un desequilibrio de poder, permanente o momentáneo, en el cual se establece una relación de abuso. Por medio de ese tipo de conducta se busca doblegar al otro miembro de la relación, ocasionándole daño físico, psíquico, sexual, y hasta la muerte.

La relación entre consumo de alcohol y conductas violentas constituye un problema social con repercusiones legales. La violencia, el maltrato familiar y los feminicidios han sido reconocidos como problemas sociales vinculados a consumo de bebidas alcohólicas, principalmente por parte del hombre, quien ejecuta algún tipo de violencia en la mujer.

Específicamente sobre la violencia contra la mujer y casos de feminicidios, datos generales revelan que ocurren en todos los países. La agresión es aplicada en gran parte a la población femenina, tanto adulta como infantil, en una magnitud de carácter endémico, siendo manifestada de varias formas y en los más diversos espacios de la sociedad, independientemente de la clase social, edad, raza, tipo de cultura o grado de desarrollo económico del país.

Siendo así, se puede afirmar que el espacio doméstico es donde más agresiones ocurren contra la mujer, con resultados perjudiciales para su salud mental y física, violencia frecuente que en Bolivia acaba en feminicidio.

Según el Ministro de Gobierno, 40% de los hechos de violencia y criminalidad que se presentan cada año en el país se refiere a delitos de violencia intrafamiliar o doméstica. Cuatro de 10 hechos de violencia que se producen en Bolivia tiene que ver con violencia intrafamiliar o doméstica.

Se debe lamentar que sólo el 1,3% de los casos denunciados tenga sentencia condenatoria, aspecto que tiene mucho que ver con la mala administración de justicia y la reducida cantidad de juzgados para atender esos delitos.

Es así que la cifra de feminicidios en el país es muy alta y “alarmante”, puesto que en 2018 hubo 128 asesinatos de mujeres, cifra que fue subiendo en los últimos seis años, y coloca a Bolivia en el tercer lugar en Sudamérica, después de Colombia y Brasil.

En el año 2018 se tuvo más de 37.000 casos de violencia que fueron denunciados ante los organismos policiales, de los que 32.058 corresponden a violencia familiar y doméstica y 4.645 casos a delitos sexuales.

Por es de suma urgencia ejecutar políticas gubernamentales para reducir el consumo frecuente de bebidas alcohólicas en nuestra sociedad, mediante una intensa campaña de prevención, acompañada con los mecanismos adecuados para denunciar casos de violencia contra la mujer ante la Policía, Fiscalía y Justicia. Así se podrá hacer frente, de manera efectiva, a la propagación de este problema social que tiene graves consecuencias.