El problema del transporte público se torna muy grave conforme transcurre el tiempo; últimamente, los conflictos habidos entre grupos adquieren mayor gravedad debido especialmente a denuncias sobre hechos de corrupción cuyos autores serían algunos dirigentes que habrían dispuesto festinatoriamente de los recursos financieros de los afiliados. Este tipo de denuncias sobre el comportamiento de muchos dirigentes sindicales, en todas las actividades, no es nuevo, al contrario, es de larga data y las denuncias que seguramente cursan en los respectivos ministerios no se las ha podido -o no se ha querido- atender para poner freno al problema.
Una reunión de choferes realizada últimamente ha determinado que varios sindicatos se sumen a la demanda instaurada en contra de dirigentes de choferes de La Paz y El Alto por graves denuncias sobre quienes ocupando cargos directivos en los sindicatos, federaciones, etc. del transporte público, han dispuesto a su arbitrio de dineros pertenecientes al sector.
Estos hechos prácticamente se han hecho comunes en el país debido a que no hay control alguno; pocos son los dirigentes que rinden cuentas de sus actividades y del manejo financiero, muchos de ellos tienen varios vehículos debido al mal manejo de dineros. Hay disposiciones claras sobre el comportamiento que deben observar los dirigentes sindicales, pero no hay autoridad que haya exigido el cumplimiento de normas y ocurre que hay mucha afluencia de quienes buscan ser dirigentes porque consta a la mayoría de los afiliados que “se obra con total impunidad” en una función que debería ser limpia y responsable.
Es mucho el dinero dispuesto arbitrariamente por algunos directivos y ante ello hay reacciones de grupos de sindicatos que alegan o reclaman por la falta de control, aunque ellos, a su vez, tampoco exigen oportunamente los informes debidos y menos conocer el destino de los dineros recaudados mensualmente. Se reclama por los programas ofrecidos por varias directivas y que nunca se cumplieron. Se hace referencia también al hecho de que hace años los choferes contaban con una Caja de Seguro que funcionaba en su beneficio, pero que en los últimos años permanece cerrada.
El problema es grave y podría asegurarse que estaría dirigido hacia todas las organizaciones sindicales del país que nunca rindieron cuentas de sus actos y las pocas que lo hicieron tampoco son debidamente conocidas por los afiliados. Es urgente, pues, que las autoridades exijan que todos los dirigentes de Federaciones, Confederaciones, Sindicatos, etc. rindan cuentas pormenorizadas de lo que hacen y mucho más de los dineros que administran. Es urgente que los sindicatos tengan controles propios y por lo menos cada mes se haga “arqueos de Caja” para establecer el estado de las finanzas de la organización y los saldos que se tiene tanto en Caja como en bancos o entidades de crédito.
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