Hicieron su agosto y su vendimia

Los gobiernos, salvo algunas excepciones, se rodearon de asesores externos, en dictadura o democracia, a fin de ejercer las funciones de la administración pública del Estado boliviano.

Una actitud que menosprecia la capacidad de nuestros profesionales egresados de conocidas y prestigiosas universidades. E inclusive algunos con experiencia adquirida en organismos internacionales. Sabedores, asimismo, de las históricas proyecciones del mundo contemporáneo. Capaces de competir con aquellos famosos asesores convocados por los gobiernos de turno. La suspicacia y el temor infundado los llevó a tomar esa determinación discriminatoria con los profesionales nacionales.

Andrés de Santa Cruz, lo tuvo, José Ballivián también. Hernán Siles Zuazo y Víctor Paz Estenssoro, igualmente, por decir algunos ejemplos.

La tarea de aquellos sabihondos de origen foráneo no fue otra cosa que desorientar y confundir a los “todopoderosos” y “salvadores de la Patria”. En vez de enmendar sus chambonadas, las empeoraron, desgraciadamente. A cambio percibieron jugosas remuneraciones, como una afrenta a los que subsistían urgidos por necesidades mil.

Los bolivianos deberían ser quienes construyan su propio destino, sin la intromisión de extranjeros metiches. Con mentalidad nacional, con sentimiento patriótico y amor a todos los que han nacido en esta tierra: Bolivia. Conocedores del territorio patrio de palmo a palmo, de los avances y retrocesos, de los logros y frustraciones, en materia social, económica, cultural, etc. De igual modo, de los índices de pobreza y extrema pobreza, y del crecimiento demográfico de la población.

Bolivianos que honran la memoria y figura de nuestros mayores que nos legaron esta Patria digna de mejor suerte. Que manejan los nombres y postulados de quienes, derramando sangre y ofrendando vidas, contribuyeron a la liberación nacional. Y habría que incluir, con justicia, a las mujeres que, con temple y coraje, coadyuvaron con este propósito, de interés común.

Profesionales identificados con los amplios sectores populares. Informados de las esperanzas y desesperanzas de los que se encuentran cesantes o desempleados. Al servicio incondicional de quienes están sujetos a irrisorios e inconsistentes sueldos y salarios. Al servicio de los núcleos familiares que no pueden llenar con cien bolivianos la canasta familiar.

Hubo asesores extranjeros que hicieron “su agosto y su vendimia” en Bolivia. Hubo, entre otros, quienes frustraron las históricas aspiraciones del conjunto ciudadano, que pretendía avizorar días mejores, con una salida soberana al Pacifico. Con este hecho aquéllos han perdido toda credibilidad y nadie cree ni en lo que rezan.

Elementos intrusos que desconocen la idiosincrasia del pueblo boliviano, ignoran su historia, sus luchas sociales y sus pretensiones de alcanzar un futuro con pan, justicia y libertad. Por ello se aplazaron ante la historia y los hombres. Nadie podrá reivindicarlos por ese tropezón.

En suma: Bolivia será próspera y respetada con el esfuerzo y dedicación de sus profesionales provenientes del oriente y del occidente.