Además que en el territorio que ocupa Bolivia se originó la papa, también es sabido que aparecieron por los menos 600 variedades de este producto de la agricultura, que se ha convertido en alimento de carácter mundial, pero que en nuestro país está a punto de desaparecer en el consumo de las mayorías.
El pueblo boliviano tenía como uno de sus principales alimentos la papa, que se producía en el altiplano y valles en grandes cantidades, inclusive con posibilidad de hacer exportaciones. Sin embargo, al presente la población del país está consumiendo casi exclusivamente papa extranjera, ya que se hace notables importaciones del producto y, además, ingresa al país vía contrabando para llenar el estómago de los bolivianos.
No solo eso. Para abastecer a la población, el país gasta alrededor de mil millones de dólares en alimentos en general y de papa por alrededor de cien millones de dólares.
Pero, pese al asombro que produce ese hecho, ahora se constata que por vía oficial se importa nada menos que lo más nativo y original de la nacionalidad, el chuño y la tunta, hecho que, sin exageración alguna, alcanza significado alarmante y revela que no existe ninguna “seguridad alimentaria” como predican el gobierno y el Ministerio de Desarrollo Rural
En efecto, según el Instituto Boliviano de Comercio exterior (IBCE), en el año 2018 Bolivia importó de Perú 28.750 kilos de papas frescas; 3.8 millones de kilos de papa congelada, y aquí la gran noticia: ¡se importó 818.459 kilos de chuño y tunta! El costo de esas importaciones fue de algo más de 300 mil dólares, vale decir un escándalo, teniendo en cuenta que la civilización aymara inventó el sistema de fabricar esos derivados de la papa.
Otro aspecto es que el Ministerio de Desarrollo Rural no da el menor viso de resolver ese monumental problema y se limita a hacer ferias, construir silos que se llena con productos importados o bien informar sobre experimentos aislados en comunidades alejadas, medidas que no tienen el menor impacto en la producción.
El gobierno ignora la cuestión agraria, facilita la fuga de divisas, empobrece a las masas indígena-campesinas (que dice representar), mata la producción agropecuaria, etc., en especial lleva al país a una situación igual a la de Venezuela, que abandonó la tierra, se dedicó a importar alimentos y terminó dejando a su pueblo en el estado de crisis y hambruna en que se encuentra.
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