La frontera de fuego

El fuego está presente desde el principio de la Humanidad, en todas las culturas y civilizaciones. Unas veces, en la guerra para abrasar pueblos, otras, como un castigo en la terrorífica Inquisición.

En nuestros días, la extensa frontera de Bolivia literalmente arde, con un fuego que ilumina los caminos utilizados por el contrabando proveniente de Chile.

Vehículos, sobre todo camiones de alto tonelaje cargados de mercadería ilegal, son introducidos por rutas secretas para burlar al Estado boliviano. Así fue por décadas. La mafia contrabandista reinaba holgadamente en el territorio nacional.

Etapa que, sin pausa, va disminuyendo y llegando a su fin por la intervención de las Fuerzas Armadas de Bolivia. Vehículo que ingresa ilegalmente a nuestro territorio, es incendiado con mercadería y todo.

El fuego además de quemar mercadería que no paga impuestos ni es declarada en las aduanas, quema cualquier posible sindicación negativa contra las FFAA.

Aún existe un fenómeno de tipo humano, cuya causa es la presencia de la mafia contrabandista que generó lazos de amistad y de sociedad en comunidades o con algunas autoridades tradicionales rurales bolivianas.

Los camioneros del contrabando, viéndose cercados por las fuerzas militares, se comunican vía celular o mediante señas acordadas, con grupos de las poblaciones fronterizas nacionales, que acuden de inmediato a socorrer a sus socios.

En la primera quincena de abril, por ejemplo, dos intentos de contrabando por el Salar de Coipasa y por la provincia Sabaya no fueron exitosos para la mafia que se organizó con sus socios rurales, enfrentando a los militares.

La resistencia de las bandas fue inútil. La Fuerza de Tarea Conjunta incineró 13 vehículos repletos de mercadería ilegal y secuestró otros siete camiones.

No obstante, las reacciones asociadas al contrabando generan conflicto contra la Fuerza de Tarea Conjunta, de manera que los contrabandistas vienen a ser aliados de autoridades y vecinos de ciertos pueblos rurales, y los militares, tomados por enemigos en nuestro propio territorio.

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