En el lenguaje utilizado en nuestro ambiente político (politiquero en este caso), “pasapasismo” o “caradurismo” significa lo siguiente: “el que se pasa de un partido a otro sin ningún rubor”, y hecha esa breve aclaración, aquí va el desarrollo del tema:
Un concejal o parlamentario elegido por un determinado partido político, una vez posesionado en el cargo, súbitamente decide “cambiar de camiseta” y se pasa (sin avergonzarse) a un partido contrario ante la sorpresa de sus inocentes y candorosos electores. Y como premio a tan tristemente actuación, ese ciudadano recibe después toda clase de privilegios de parte de los encumbrados en el poder político y nadie se sorprenda si el “pasa pasa” recibe altos cargos en el Ejecutivo.
OTRAS “FICHAS”
Otro personaje político ubicado en el “árbol” es denunciado públicamente por muchos actos ilegales, especialmente en el tema de adquisiciones con exagerados sobreprecios. La presión pública en su contra logra la destitución de su alto cargo; pero he ahí que, pasados unos días o semanas, el infractor de las leyes recibe como “premio” otro cargo jerárquico de la misma o mayor significación y responsabilidad.
No faltan ni han faltado otros que cometieron también series de actos ilegales y abusos de poder al amparo de cargos públicos, los mismos que poco tiempo después son “premiados” con otros cargos jerárquicos. Y esa y no otra, es la “técnica” utilizada por muchos políticos hábiles para obtener situaciones en ministerios, embajadas y otros importantes cargos con “jugosos” sueldos.
EL SINDICALISMO
Y es también en el campo del sindicalismo donde predomina el “acomodo”, el “pasapasismo” y la falta de vergüenza. Es suficiente para un politiquero “vivo”, buscar hasta lograr el cargo de ejecutivo de alguna agrupación o sindicato, para posteriormente ver toda clase de posibilidades para ubicarse en algún partido político o finalmente en el gobierno de turno. Una vez alcanzado ese objetivo, con mucha habilidad se puede lograr una buena “trepada” política. El sindicalismo, para los pícaros, es un excelente “trampolín”.
CAUSAS
Lo comentado anteriormente es el resultado de muchos años de observación en nuestro ambiente político y estamos casi seguros (segurísimos) de que esas actitudes reprochables continuarán en el futuro.
Algunos estudiosos de la realidad nacional atribuyen todo ello a la falta de ocupaciones y empleos para las nuevas generaciones de bolivianos. Y es que también los gobernantes de ayer y hoy no invirtieron ni invierten el dinero estatal en la creación de empresas rentables, fábricas, ni otras instituciones que generen trabajo honesto y riqueza. Entonces, mucha gente, de alguna manera, se ve obligada a buscar recursos innobles para sobrevivir y recurrir al horroroso pantano de la política, y muy especialmente cuando para obtener un cargo público el requisito infalible es la militancia política. El carnet de militante pesa más que los méritos o títulos profesionales.
En los últimos años, mucho dinero se ha sido invertido en coliseos, campos deportivos con césped sintético (para farra de ganadores, perdedores o empatadores), sedes sindicales (chupa y baile), “cumbres” para todo (sin resultados visibles), viajes de dirigentes políticos a otros continentes (¿?), movilizaciones de “apoyo” y ¡uf! cuántos otros gastos vanos.
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